Karina Buzzetti es Doctora en Ciencias de la Agricultura, Magíster en Ciencias Agropecuarias e ingeniero agrónomo. Además, es directora de investigación de la Consultora Agri Development, presidenta de la Comisión Técnica de Plaguicidas y miembro del Tribunal de Ética del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile. En 2018 fue galardonada con el Premio Carlos Porter por su contribución científica al país; y en 2021 reconocida con el “Espiga de Oro” por su aporte en el mundo privado, público y gremial en el Colegio de Ingenieros Agrónomos de Chile.
Su amor por el sector, recuerda, se remonta a su niñez, cuando visitaba constantemente a sus abuelos al campo, quienes eran agricultores de subsistencia. “El petricor, las uñas sucias y el barro en los zapatos los recuerdo con cariño, el llamado fue tan fuerte que a mis 5 años dejé a mi mamá con mi muñeca favorita reemplazándome, solo para poder ir con mis abuelos todo el verano al campo. Ahí mi abuelo me enseñó el valor de cultivar alimento, de ganar el dinero con honestidad, aunque tu trabajo fuese humilde”, cuenta.
Por esta razón creció con la curiosidad de encontrar una carrera que le permitiera tener la libertad de no vivir encerrada entre cuatro paredes. Desde muy joven comenzó a trabajar, iniciándose laboralmente en el área de servicios. “Allí aprendí de primera fuente que no todas las personas se comportan correctamente con quienes sienten de rango inferior, incluso cuando me tocó atender a algunos compañeros de carrera y profesores”, comenta.
“Cuando cursaba el segundo año de educación media, en una feria de carreras vocacionales, descubrí la ingeniería agronómica en la Universidad de Chile. A pesar de que mi madre tenía cierta reticencia a que estudiara una carrera de ‘hombres’, ciertamente ella siempre me instó a tomar mis decisiones y a trabajar por mis sueños. Desde entonces no hubo retorno, quise estudiar agronomía, y nunca me arrepentí de ello. La pasión por la toxicología y el mundo de los plaguicidas surgen de mi formación profesional bajo el alero del doctor Roberto González, durante el 4to año de carrera, luego de cursar el ramo de entomología general”. Y es que Karina recuerda que, mientras estudiaba en la universidad, realizó trabajo voluntario con comunidades mapuches, trabajó en control de calidad en terreno y se acercó a la docencia. Fue ayudante de algunas cátedras, pasó por varias menciones de especialidad, hasta que conoció al Doctor González, quien ha sido un referente en la industria en materia de control de plagas agrícolas y en temas de degradación de plaguicidas. Fue bajo su tutela que realizó su Magister en Sanidad Vegetal, apasionándole la química aplicada en el ámbito de los pesticidas.
Mientras lideraba 3 proyectos de importancia nacional y como una forma de “mejorar mi nivel de formación científica, manteniéndome siempre ligada al mundo de la agricultura aplicada”, decidió realizar su Doctorado en Chile.
“Frecuentemente viajaba en bus de noche luego de dictar una charla en regiones sobre mi proyecto de investigación para luego presentarme en clases a las 8 de la mañana en la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal de la Pontificia Universidad Católica, y a punta de café y bebidas energéticas mantuve un ritmo altísimo de exigencia. En esa época tuve el apoyo de distintas empresas agroquímicas para conseguir huertos, muestras de plagas o realizar actividades de difusión. En la Pontificia Universidad Católica encontré el curso de Toxicología que se dictaba en Química y Farmacia por un excelente docente apasionado por la educación, quien me acompañó luego en mi examen de candidatura doctoral y constantemente en mi formación, el Doctor Mario Faúndez. Se convirtió en un gran amigo, con el que hemos colaborado profesionalmente para dictar el Diplomado de Normativas y Usos de Plaguicidas Agrícolas en Chile, en cooperación con el Colegio de Ingenieros Agrónomos durante los recientes años”, comenta Buzzetti.
Además, durante su formación doctoral, parte de la investigación de tesis la realizó junto al entonces director del Insecticide Resistance Action Committee en Bayer, Alemania, Doctor Ralf Nauen, gracias a una beca Conicyt, y pudo publicar los resultados de las investigaciones en importantes revistas científicas del rubro.
Pese a llevar toda esta responsabilidad en el mundo del agro sobre sus hombros, la especialista confiesa que una de las cosas que más la relaja es cocinar y cantar en el auto, además comparte su rol profesional con el de madre y esposa.
“Ciertamente me cuesta dejar tiempo libre, no me acostumbro. Actualmente realizo estudios en paralelo. Un Máster en Administración y Dirección de empresas; Máster en Dirección Comercial y Marketing y Máster en Innovación y Emprendimiento, pero esta vez, en plazos más relajados. La entomología, especialmente la lectura sobre interacciones de insecto-planta o la biología de insectos es también un pasatiempo para mí”, confiesa.
¿Para dónde va el mercado y qué hay que tomar en cuenta al momento de producir en materia de plaguicidas?
Hoy el mundo demanda otra mirada en el uso de los plaguicidas, con mayor preocupación ambiental y social, con enfoque en la salud de las personas.
En esto, la industria chilena lleva muchos años trabajando para responder los requisitos impuestos por los recibidores, en cuanto a mayor inocuidad, siempre de la mano de la calidad. Es un desafío complejo, porque nuestros principales clientes están a mucha distancia y la fruta debe llegar en perfectas condiciones y libres de plagas y enfermedades, lo cual no se logra limpiando a mano los huertos.
“Existen marcos legales que permiten comenzar a regular el aumento de la trazabilidad, la profesionalización en la cadena de recomendación, y el uso de estas herramientas, avanzando en la línea preventiva con la que se trabaja hace muchos años en Estados Unidos, Brasil y Europa”.
Los plaguicidas son una herramienta necesaria e imprescindible en la producción a gran escala, pero ciertamente hemos avanzado mucho en el conocimiento para mejorar su uso y en la disponibilidad de herramientas menos dañinas para el medio ambiente o de las personas, aunque en el tiempo se ha dejado de lado nuestra producción local, al mundo de los pequeños productores.
¿Qué alcances tiene la reciente prohibición de algunos plaguicidas en Chile?
El Ministerio de Agricultura recientemente ratificó la prohibición de paraquat, metomilo, clorpirifos metil y clorpirifos etilo con los que el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) venía trabajando con anterioridad. Esto responde al enfoque global con el que se está avanzando en estas temáticas, marcando un precedente en el enfoque nacional, ya que en todos estos casos existen sustitutos comerciales autorizados que tienen menor impacto ambiental y menos riesgo para la salud humana.
La demora en este pronunciamiento se debió a que, localmente en el caso del paraquat, existen pocos reemplazos directos pero los hay, y lo que se priorizó en este caso fue una lista de casi 100 plaguicidas cuestionados por Contraloría en un informe emitido en 2021. El criterio utilizado no tuvo relación con el costo económico, sino que, en base a la evidencia científica disponible y a las normativas de otros mercados de referencia como Estados Unidos, Europa o China, y a los tratados o convenios internacionales vigentes, mantener estos plaguicidas en el agro es un riesgo innecesario pues se encuentran prohibidos o severamente restringidos en otros países dada su toxicidad.
¿Cómo ha sido su uso en Chile, Perú Latinoamérica y a nivel mundial?
Chile tiene una política normativa en materia de plaguicidas bastante exigente respecto a otros países competidores.
Sin embargo, está atrás en la temática de trazabilidad y tiene una fiscalización débil de las duras normas existentes, por lo que existe la falsa sensación de que no hay consecuencias ambientales o no se cometen errores, y el sistema actual ha evidenciado tener debilidades. Afortunadamente existen marcos legales que permiten comenzar a regular el aumento de la trazabilidad, de la profesionalización en la cadena de recomendación, y el uso de estas herramientas, avanzando en la línea preventiva con la que se trabaja hace muchos años en Estados Unidos, Brasil y Europa, entre otros.
Países como EE.UU. tienen además otras regulaciones adicionales, por ejemplo, allí no se encuentra prohibido el uso de paraquat, pero existen normas particulares aplicadas al uso de este plaguicida que restringen el tipo de maquinaria a emplear, establecen exigencias del tipo de calificaciones que deben tener quiénes recomiendan ese plaguicida y quiénes lo aplican, entre otros. Por lo que Chile necesitaba este avance.
Chile representa un polo atractivo en cuanto al desarrollo tecnológico sobre nuevas herramientas de manejo, ya sean de carácter químico, biológico y/o de origen natural, pues constantemente existe presión internacional ¿Qué se está haciendo en la actualidad para mejorar la eficiencia e inocuidad de los procesos?
Por un lado, el SAG ha avanzado en regular el registro de bioestimulantes y fertilizantes, ya que, de manera irregular, había crecido un mercado informal de productos ingresados como fertilizantes pero que eran ofrecidos en el mercado como plaguicidas, es decir, controladores de plagas, malezas, enfermedades u otros, sin pasar por los procesos regulatorios adecuados. Por ello, el usuario los empleaba sin conocer realmente su composición, y, donde ni los supuestos efectos controladores ni la inocuidad de esos productos podían ser garantizados.
“Egresé de mi carrera con la máxima distinción entendiendo que, en el rol femenino, profesionalmente se nos exige que continuamente validemos lo que sabemos”.
Por otro lado, en el mundo privado también hemos estado apoyando esta función transparentando la actividad de control que entregan distintos pesticidas comerciales, bajo el concepto de ranking de plaguicidas, a fin de disminuir el sobreconsumo de estas herramientas por falta de conocimiento sobre su real efecto en eficacia.
La seguridad alimentaria va acompañada de una agricultura más sustentable. ¿Hacia dónde va la tendencia?
Sin duda van unidos, pues sustentable es un concepto amplio que no debe ser confundido con un tipo o sistema de producción como la agricultura orgánica o el método de producción biodinámico, pero tampoco son opuestas. Sustentable implica escoger las herramientas adecuadas, utilizarlas adecuadamente, conlleva planificación, dedicación, innovación y adaptación, algo que el agricultor debe realizar constantemente.
Un punto que cambia el paradigma productivo es el aumento de responsabilidades con el entorno, pues debe entenderse que el aumento poblacional y el acercamiento de las viviendas a los campos es parte de la tendencia y que, sin agricultura, no hay alimentos para el mundo.
¿Cómo nace BeeSafe y que tipo de valor agregado busca entregar a la cadena del mercado?
Este programa lo fundé con el propósito de concientizar sobre la importancia del rol que cumplen los insectos benéficos en la sustentabilidad de la producción agrícola, así como la biodiversidad y el respeto por el medio ambiente bajo una mirada productiva. Es de especial interés para el enfoque Ministerial, así como del mundo productivo exportador como Fedefruta.
Ha tenido gran apoyo incluso desde las agroquímicas involucradas en la Asociación Nacional de Fabricantes e Importadores de Productos Fitosanitarios Agrícolas (AFIPA) y de algunas empresas no agremiadas, ya que busca también capacitar al usuario en la elección de herramientas de control con menor impacto hacia las abejas, de la mano de la creación de jardines de rescate de polinizadores, entre otros puntos.
¿Qué espera de la agricultura en los próximos 10 años?
Espero que avance en cuanto a la corresponsabilidad agrícola, ya que los ciudadanos debemos tener claro que sin agricultura el mundo no se alimenta, y el agricultor también debe considerar que convivimos en un territorio estrecho con una población urbana creciente.
Chile debe crecer de manera uniforme en cuanto a la innovación, el uso de las tecnologías y la mayor inocuidad, y en esto no puede seguir quedando atrás la producción hortícola que es destinada a nuestro consumo local.
Implementar políticas de Estado que permitan equilibrar estos avances es fundamental para que el agro continue existiendo y crezca en armonía con la población.
Desde su experiencia cómo mujer dentro del mundo agroexportador ¿Cuáles son las principales brechas y ventajas?
Trabajé duramente en mi propia carrera para acortar la brecha de género, pues, como me enseñó mi madre, no convertí el género en una excusa sino en un aliciente, y nunca permití que fuese usado como argumento en contra de mis objetivos.
Aún con ello, recuerdo que docentes sin mayor grado académico ni título que el profesional, me negaron la oportunidad de ingresar a la academia formal bajo el argumento de que en ese entonces yo no tenía Doctorado. Sin embargo, ya tenía mi certificado de Magister y bastante experiencia en asesoría, investigación y práctica en docencia. Lo irónico es que sí se le permitió el ingreso a colegas en igualdad de formación pero del género masculino.
En el mundo asesor me topaba con productores que simplemente no escuchaban la voz de una mujer y me minimizaban buscando referirse con apodos peyorativos. Egresé de mi carrera con la máxima distinción entendiendo que, en el rol femenino, profesionalmente se nos exige que continuamente validemos lo que sabemos. El Doctorado lo hice como un desafío personal, y aunque puedo no haberles agradado en lo personal, profesionalmente no pudieron minimizarme, y espero eso motive a continuar a otras mujeres del rubro cuando les ocurra algo similar, pues falta aún evolución para que eso deje de ser tema.
¿Algún consejo a las mujeres que quieren ingresar al mundo agrícola?
Ciertamente que no desistan y sean coherentes en sus actos con un buen actuar, independiente del perfil de persona que enfrenten. La competencia es con una misma. De escuchar al otro se aprende mucho, hasta nos ayuda a prevenir algunos errores. Uno nunca lo sabe todo, si te quieres superar debes estar en continuo aprendizaje. Estos consejos son válidos para cualquier persona, hay que aprender a ignorar lo malo.
Si tienes claro cómo eres y lo que deseas, el trabajo constante hablará por sí mismo, por más lejos que veas la meta o por más obstáculos que aparezcan o te pongan.