Un destino inhóspito, peligroso, con temperaturas más bajas de las imaginables, entre otras poco alentadoras características, no fueron suficientes para desanimar a los exploradores que durante años intentaron conquistar la Antártida. Uno de ellos fue sir Ernst Shackleton y el Endurance, la nave que lo acompañó en la última gran empresa de la edad heroica de las expediciones polares. La embarcación británica volvió a ser noticia a más de un siglo de su naufragio con su hallazgo a 3.008 metros de profundidad. Y si bien la misión fue un fracaso, ya que no lograron su objetivo de cruzar por tierra el continente blanco, se convirtió en una historia de supervivencia. El Endurance quedó atrapado entre los densos hielos del Mar de Wedell y tras el naufragio, la tripulación y su líder dejaron el barco y armaron un campamento en la Isla Elefante, del que fueron rescatados meses después por un grupo comandado por el «mítico» piloto Luis Pardo. Hoy, 100 años después de la muerte de Shackleton, el Endurance, haciendo honor a su nombre, sigue resistiendo.