Yo estaba en la universidad cuando escuché hablar de este término por primera vez. Me gustó cómo sonaba el juego de las palabras “cooperación” y “competencia”, aunque confieso que no logré encontrar un buen ejemplo donde se estuviera implementando. Además… ¿Por qué dos empresas competidoras iban a bajar la guardia y colaborar? ¿Acaso McDonald’s haría algo así con Burger King? o tal vez, ¿Sony y Nintendo estarían dispuestas a apoyarse? La verdad en ese momento me pareció que se trataba de una de esas teorías que suenan bien, pero que son muy difíciles de aplicar en la realidad.
Tuvo que pasar un buen tiempo, hasta que a principios de la década pasada vi una presentación de la exportadora chilena Subsole (vendida, dicho sea de paso, en el mes de abril pasado a la empresa californiana Frutura), donde comentaban estar desarrollando un proyecto de colaboración con la empresa competidora sudafricana Westfalia. El trabajo de ambas empresas les permitía abastecer de manera conjunta sus mercados de destino con paltas colombianas en los meses en que el fruto no se producía en sus respectivos países, permitiendo así un abastecimiento continuo durante todo el año. ¡Por fin un ejemplo concreto de coopetencia!
Hace unas semanas se desarrollaron dos exitosos eventos presenciales en Chile: Global Cherry Summit, el cual en su tercera versión batió un récord con más de 900 asistentes y, luego South American Blueberry Convention, el que en su primera versión superó los 600 participantes. En ambos eventos el concepto de coopetencia fue mencionado en reiteradas oportunidades. Es que cerezas y arándanos, al igual que las otras frutas de exportación, han sido fuertemente afectadas por la crisis logístico-naviera que involucra al sector y que ha incrementado los costos de transporte y aumentado los tiempos de entrega de la fruta hasta puntos difícilmente sostenibles para la industria. La coopetencia se planteó entonces como una opción de unión de productores/exportadores de un mismo producto, a fin de negociar espacios y tarifas de manera conjunta o también como una opción para unir fuerzas entre exportadores de diversas especies que compiten en el mercado, pero que pueden “chartear” (arrendar) naves de manera conjunta.
Se analizó, también, la opción de unir cargas de países competidores a fin de superar los obstáculos de la crisis logística de manera conjunta. El famoso economista Nouriel Roubini revivió hace unos años la expresión: «tiempos desesperados, requieren medidas desesperadas». Creo que todos estamos de acuerdo en que los tiempos actuales que viven productores y exportadores pueden ser descritos como desesperados, pero al mismo tiempo cuesta creer que el salir a buscar soluciones conjuntas con competidores nacionales o internacionales pueda catalogarse de esa manera. Puede ser un escenario difícil, sin duda, pero aparece como una alternativa viable para esta industria que ya ha sorteado múltiples crisis y de diversas índoles. Este es el momento de que surjan liderazgos a nivel empresas, a nivel entidades gremiales y a nivel industria, para buscar soluciones que de otra forma no se hubieran analizado – ya sean la coopetencia, u otras alternativas de trabajo conjunto entre productores, exportadores, puertos, navieras y operadores logísticos.
Todas las opciones pueden ser válidas…. salvo no hacer nada.