Las últimas décadas hemos progresado en varios frentes como país, pero mantenemos retos importantes en temas de institucionalidad, mejora de servicios, descentralización y competitividad.
El reto inmediato más relevante es defender la democracia. Los primeros anuncios y nombramientos del nuevo Gobierno traen mucha incertidumbre sobre si los peruanos y peruanas podremos vivir con paz y libertad; si se combatirá la violencia; si se garantizarán los elementos fundamentales de la democracia. Necesitamos un claro compromiso con las garantías democráticas, no solo en el discurso sino ante todo en los actos. Frente a la incertidumbre, la actuación de las entidades que hacen contrapeso al Poder Ejecutivo y la vigilancia ciudadana serán de especial relevancia.
Está además responder a aspiraciones ciudadanas por servicios de calidad en educación y salud, así como oportunidades de empleo. Ya teníamos limitaciones en estos temas, las cuales se han agravado con la pandemia.
Así, en la agenda inmediata está seguir con el proceso de vacunación. Además, en el frente de salud son relevantes las reformas para separar la prestación de servicios del financiamiento, fortalecer el primer nivel de atención y potenciar al organismo asegurador.
En cuanto a la educación, lo primero será reanudar las clases presenciales, ya que está teniendo un impacto significativo en la pérdida de aprendizajes, y también en alimentación y vacunación que son esfuerzos que regularmente se despliegan a través de los colegios. A la par deben retomarse las reformas que mejoren la formación inicial docente, la gobernanza y ampliar el acceso a la educación pre-escolar.
Finalmente está la generación de oportunidades de empleo, para lo cual el nuevo gobierno debe impulsar la inversión privada, que es la única que genera empleos de manera sostenible. Se trata de recuperar los puestos perdidos por la pandemia y también de generar nuevos puestos para los miles de jóvenes que cada año ingresan al mercado laboral. Falta camino por recorrer en dar señales de estabilidad y confianza para que nuevas inversiones se materialicen y las mismas redunden en oportunidades de empleo.
Por su parte, toca a los empresarios impulsar de manera más decidida el desarrollo del país, responder mejor a las preocupaciones y planteamientos de sus grupos de interés y asumir retos para dar atención a las necesidades de la sociedad. Esta pandemia ha hecho más evidente que el bienestar de las empresas no puede darse sin el bienestar de la sociedad. Las empresas siempre han tenido un rol muy relevante en generar oportunidades de empleo, así como generar impuestos que el Estado debe traducir en servicios a la ciudadanía; pero hay una tercera correa de transmisión por potenciar, que se refiere a impulsar mejores políticas públicas y solucionar problemas sociales y ambientales apremiantes haciendo empresa.
Al respecto, no podemos dejar la solución de los problemas de la sociedad solamente a los políticos y los funcionarios. Los empresarios deben involucrarse en impulsar mejores políticas públicas y mejores servicios, y también en contribuir a solucionar problemas de la sociedad. En esa línea, como IPAE seguiremos impulsando el enfoque de creación de valor compartido.
De igual modo, como país debemos seguir construyendo una sociedad más inclusiva y combatir el fuerte retroceso en la participación de la mujer en el gabinete del nuevo gobierno. Al respecto, desde IPAE continuaremos con la iniciativa Líderes por la Equidad de Género, para reducir la brecha en y desde las organizaciones, además de sensibilizar a los peruanos sobre los retos por delante en el tema.
La conmemoración por el Bicentenario nos invita a reflexionar sobre lo que anhelamos y necesitamos de cara al futuro. Los retos son grandes, y además crecientes luego de la pandemia y la elección de un gobierno sin un claro compromiso con la democracia. Que este escenario complejo sea una oportunidad para crecer como personas e instituciones, y que ello redunde en mayor bienestar para todos los peruanos.