El remezón que reordena el mapa frutícola en América
GOLPE ARANCELARIO

El remezón que reordena el mapa frutícola en América

Con los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos, Chile y Perú enfrentan un escenario adverso que presiona sus márgenes y obliga a rediseñar estrategias comerciales. Mientras tanto, México, con cercanía geográfica y acuerdos vigentes, se perfila como el gran beneficiado, ganando terreno en uno de los mercados más atractivos del mundo.


Por Matías Araya - Experto en derecho agrícola y comercio internacional

El panorama del comercio frutícola internacional ha cambiado drásticamente con la implementación de aranceles del 10% por parte de Estados Unidos a las importaciones provenientes de Chile, Perú y otros países sudamericanos. Esta medida contrasta fuertemente con la situación de México, que mantiene acceso libre de aranceles bajo el Tratado entre Estados Unidos, México y Canadá (USMCA). Esta asimetría no solo presenta un desafío inmediato, sino que amenaza con reconfigurar las dinámicas competitivas en el mercado estadounidense de frutas frescas, donde países como Chile y Perú han invertido décadas en construir su presencia.

Aquello afecta tanto a la fruta exportada desde Chile como desde Perú, generando un impacto significativo en los resultados finales del negocio para los exportadores. Estamos frente a un negocio complementario con el de EE.UU, ya que no compite directamente por ser de contraestación y, en definitiva, beneficia al consumidor estadounidense que busca alimentarse saludablemente. Este tipo de exportaciones se convierten así en candidatas ideales para ser incluidas en los procesos de negociación directa con el gobierno estadounidense, con miras a lograr su desgravamen total o al menos una reducción del arancel actualmente vigente.

El arancel será pagado materialmente siempre por el importador, y dependiendo de la modalidad de venta, su cobro será visible para el exportador tras el pago, como ocurre en la modalidad de libre consignación, la forma más habitual de venta en EE.UU.

En la libre consignación, el arancel se incorpora a los costos que se descuentan en las liquidaciones, junto con comisiones, fletes, gastos de importación, reembalaje, frigorífico y otros asociados a la comercialización de la fruta. Esto contrasta claramente con la venta a precio firme, donde el exportador recibe un pago FOB acordado y es el importador quien paga directamente el arancel al CBP (Customs and Border Protection). Este monto puede calcularse en base al valor firme, o, tratándose de consignación, sobre un valor estimado que luego se ajusta según el valor real de venta.

Sin lugar a dudas, las nuevas regulaciones, procedimientos y exigencias obligarán a los importadores a destinar más recursos humanos y económicos para su cumplimiento. Por otra parte, el financiamiento del pago arancelario —independiente de a quién se le cargue finalmente el costo— será siempre asumido inicialmente por el importador. Esto genera un fuerte impacto, especialmente para los importadores más pequeños.

Es poco probable negociar con los importadores una repartición equitativa o proporcional de estos costos, ya que con una comisión entre el 8% y el 10% de las ventas, difícilmente podrán absorberlos. Lo ideal sería identificar ahorros adicionales y estrategias que permitan solventar el arancel mediante negociaciones con los compradores finales, con quienes se podría buscar una distribución compartida del costo.

MÉXICO: EL VECINO PRIVILEGIADO CON VENTAJAS ACUMULATIVAS

El 75% de las exportaciones frutícolas mexicanas se dirige a EE.UU sin pagar aranceles, mientras que Chile destina el 16% y Perú el 42% de sus exportaciones a ese mercado, ambos ahora sujetos al arancel del 10%. La dependencia del mercado estadounidense varía por producto: por ejemplo, para los cítricos chilenos, EE.UU representa el 90% de sus destinos; para los arándanos peruanos, el 56%. Esta concentración expone a los exportadores sudamericanos a un riesgo desproporcionado.

La fortaleza de México radica en el USMCA, que no solo elimina aranceles para productos que cumplen con las reglas de origen, sino que crea un corredor comercial integrado, especialmente beneficioso para la agricultura mexicana. Este marco legal otorga certeza jurídica y estabilidad comercial, en contraste con la incertidumbre que enfrentan los países sudamericanos.

Como señaló Cathy Burns, directora ejecutiva de la IFPA, la decisión del gobierno de permitir la continuidad del comercio de productos frescos y florales amparados por el USMCA garantiza el acceso del consumidor a productos frescos. México no solo evita el arancel del 10%, sino que también cuenta con mecanismos de protección frente a futuras medidas proteccionistas.

«Mientras México está posicionado para captar una mayor cuota de mercado, los países sudamericanos deberán diversificar destinos o aceptar la reducción de márgenes.

La supremacía mexicana se evidencia especialmente en productos clave que compiten directamente con Sudamérica:

Arándanos: México exportó US$713 millones en 2024, representando el 92% del mercado estadounidense. En contraste, Chile exportó US$476 millones y Perú US$1.900 millones, ambos ahora sujetos al arancel del 10%.

Palta (Aguacate): Con US$1.500 millones en exportaciones, México controla el 49,7% del mercado estadounidense. Sus aguacates nunca han pagado aranceles desde 1994. En cambio, Chile (US$290 millones) y Perú (US$1.182 millones) enfrentan nuevas desventajas.

Uva de mesa: Aunque Chile (US$1.200 millones) y Perú (US$800 millones) exportan mayores volúmenes que México (US$150 millones), la eliminación de aranceles podría cambiar estas dinámicas. Más allá de lo arancelario, México tiene ventajas logísticas naturales que Sudamérica no puede igualar:

Distancia promedio: 2.000 km desde México a EE.UU vs. 12.000 km desde Chile y 8.000 desde Perú.

Tiempo de transporte: 2 días desde México hasta Texas (incluido el cruce fronterizo), frente a 18 días desde Chile y 14 desde Perú.

Costo logístico: 15% del precio final en productos mexicanos, frente a 30% para los chilenos y 25% para los peruanos.

EL IMPACTO EN LA COMPETITIVIDAD SUDAMERICANA

El impacto económico directo del arancel del 10% sobre las exportaciones chilenas se estima en US$840,2 millones, con un efecto indirecto adicional de US$956,8 millones. En total, la pérdida ascendería a US$1.797 millones, equivalente al 0,55% del PIB chileno. El impacto en el empleo también sería severo, con pérdidas estimadas entre 23.659 y 44.232 puestos de trabajo solo en Chile.

Los exportadores enfrentan un dilema crucial: absorber el costo del arancel reduciendo sus márgenes, o trasladarlo al consumidor estadounidense, arriesgando pérdida de participación de mercado.

EL FUTURO DEL MERCADO DE EE.UU PARA LA FRUTA DE CHILE Y PERÚ

Los analistas proyectan que estos cambios arancelarios podrían provocar una reconfiguración permanente del comercio frutícola hemisférico. Mientras México está posicionado para captar una mayor cuota de mercado en EE.UU, los países sudamericanos deberán diversificar destinos o aceptar la reducción de márgenes. La incertidumbre arancelaria ya afecta las decisiones de inversión en el sector, con productores evaluando si mantener, expandir o reducir sus plantaciones destinadas al mercado estadounidense. Esta indecisión podría frenar el crecimiento del sector y aumentar la pérdida de empleos.

El desafío que enfrentan los exportadores frutícolas sudamericanos trasciende medidas proteccionistas coyunturales. La respuesta requiere acción coordinada en múltiples frentes: ͭ

Diplomacia comercial activa para negociar exenciones o reducciones arancelarias. ͭ Negociaciones con importadores y distribuidores para compartir los costos del arancel. ͭ Optimización logística que reduzca los costos operacionales.

Diversificación de destinos, disminuyendo los volúmenes exportados a EE.UU y redirigiendo hacia mercados asiáticos y europeos, lo que podría reducir la oferta y regular los precios.

Enfoque en aspectos clave para obtener mejores precios, aplicables a cualquier mercado:

1. Producción con variedades vegetales competitivas.

2. Calidad del producto.

3. Condición óptima de arribo al destino.

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