El 31 de marzo de este año, los medios de la industria de frutas y hortalizas en el mundo amanecieron con la noticia de que PMA y United Fresh – las dos mayores asociaciones de la industria hortofrutícola norteamericana – habían acordado fusionarse y crear una nueva asociación comercial global.
La información pasó relativamente desapercibida para el resto del mundo, pero es importante destacar que la industria hortofrutícola norteamericana alberga dos grandes asociaciones: PMA (Produce Marketing Association) y United Fresh (United Fresh Produce Asociation). Mientras esta última es reconocida como la representante y defensora de los productores y del sector agrícola del país del norte, PMA ha estado más vinculada a los compradores y comercializadores de frutas y hortalizas sin hacer diferencias del origen del producto.
Ambas entidades han coexistido en relativa paz, defendiendo los intereses de sus asociados, cada uno desde sus respectivas esquinas. Quizás el mayor conflicto entre ambas proviene de otro aspecto: los ingresos. Estas entidades dependen de dos grandes eventos como sus principales fuentes de ingreso. “Follow the Money” recomendaba el informante del escándalo Watergate en la película “Todos los hombres del Presidente” y aquí se aplica también. Los exhibidores y auspiciadores se sentían comprometidos – y de alguna manera forzados – para que sus empresas apoyaran un evento u otro, y en muchos casos terminaban participando en ambos a fin de quedar en buenos términos con las asociaciones. El problema era que – dicho por los mismos auspiciadores- no eran necesarios dos eventos de esa envergadura en la industria. Fue así como, hace aproximadamente 10 años, se intensificaron los llamados a fusionar ambas entidades.
La unión entre PMA y United Fresh, obviamente, viene de la mano de la pandemia y de la presión financiera que les genera la postergación de sus eventos presenciales. El tiempo nos dirá si la decisión de fusión es buena o mala, sin embargo, ya aporta un lección muy valiosa: Los presidentes y directorios de ambas asociaciones entendieron que debían dejar de lado sus diferencias y optar por lo que es lo mejor para sus asociados y, por ende, para la industria – entendiendo y asumiendo a consciencia que al menos uno de ellos deberá dar un paso al lado -.
El ejemplo de estas entidades debiese guiarnos como industria en estos tiempos políticamente turbulentos que viven nuestras sociedades, donde el individualismo, el egoísmo, la falta de valores, rematado por una mirada cortoplacista, han hecho que muchos líderes elijan la oferta fácil del populismo como el camino a seguir, porque saben que les traerá más réditos personales, y no porque tengan la convicción de que será lo mejor para sus conciudadanos. Los políticos y gobiernos pasarán, pero nuestro aporte como industria trascenderá a las próximas generaciones. Es por eso que debemos avanzar unidos en todos los niveles y entender que eso es lo que nuestras comunidades necesitan.