La Agenda 2030 está redefiniendo el panorama empresarial global, y la agroindustria no es la excepción. Con sus Objetivos de Desarrollo Sostenible como guía, las empresas se ven obligadas a reconsiderar sus estrategias, adoptando prácticas más responsables y sostenibles. Desde la reducción de emisiones hasta la igualdad de género, el impacto es tangible: las compañías que no se alinean con estos principios enfrentan crecientes presiones regulatorias y sociales. Así, la sostenibilidad deja de ser una opción para convertirse en un imperativo estratégico para la supervivencia y el éxito a largo plazo.
Creada por las Naciones Unidas en 2015, la Agenda 2030 es un plan global para mejorar la vida en el planeta. Incluye 17 objetivos, llamados Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que buscan acabar con la pobreza, proteger el medio ambiente, y asegurar que todas las personas puedan vivir en paz y prosperidad. Sin embargo, detrás de su noble fachada, surgen preguntas inevitables: ¿es realmente posible cumplir con tan vastas promesas en un plazo de apenas quince años? ¿Puede un plan tan ambicioso realmente guiar a un mundo tan diverso hacia un futuro sostenible? ¿O corremos el riesgo de que la Agenda 2030 se convierta en otra promesa incumplida, una aspiración noble condenada por las complejidades de la realidad global?
Hay empresas e instituciones ligadas a la agroindustria, que se han comprometido firmemente a cumplir muchos de los 17 ODS. “Todos los socios que pertenecen al Comité de Paltas han firmado 14 compromisos esenciales, los cuales están basados en una triple dimensión –social, económica y medioambiental– con el objetivo de establecer estándares de producción alineados con los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible impulsada por la ONU. Además, con orgullo podemos decir que en este ámbito somos una industria referente a nivel internacional”, dijo Francisco Contardo, director ejecutivo del Comité de Paltas de Chile, en la edición anterior de Vision Magazine Latinoamérica. Pero, ¿cuál es la posición de otras industrias, como la cereza, la uva y los arándanos, tanto en Chile como en Perú, en relación a la Agenda 2030?
“Desde nuestra perspectiva, hoy la industria frutícola en general cuenta con gran experiencia y capacidad; ha desarrollado una mayor claridad respecto a los desafíos y oportunidades del entorno local e internacional. Estamos también ante una industria más competitiva y con mejores perspectivas de desarrollo. Por estos motivos, un sector que genera prosperidad para los productores y exportadores, así como para las comunidades y ecosistemas en los que está inserto, es una visión que vale la pena compartir”, dice Claudia Soler, directora ejecutiva del Comité de Cerezas de Frutas de Chile (ex Asoex).
Para la asociación que agrupa a los exportadores de fruta chilenos, movilizar al sector hacia la sustentabilidad hoy constituye uno de sus desafíos más relevantes. Para lograrlo, han adoptado una estrategia que comienza con la identificación de la línea base del sector en aspectos ambientales, sociales y de transparencia. “A partir de ahí, establecemos compromisos sectoriales y trabajamos en la identificación y el cierre de brechas. Este proceso es monitoreado de cerca, utilizando herramientas técnicas y tecnológicas adecuadas que aseguren el avance integral de la industria hacia la sustentabilidad. Los resultados de este esfuerzo se reflejarán en reportes de sustentabilidad periódicos, proporcionando una visión clara del progreso del sector”, explica Soler.
La directora ejecutiva del Comité de Cerezas agrega que esto permitirá a la industria enfrentar la próxima década buscando aumentar el valor de la producción, es decir, produciendo más y mejor (desde el punto de vista ambiental y económico), así como contribuir a la creación de empleos (directos e indirectos), y con ello, a la reducción de la pobreza y al desarrollo regional.
“Un sector que genera prosperidad para los productores y exportadores, así como para las comunidades y ecosistemas en los que está inserto, es una visión que vale la pena compartir”. CLAUDIA SOLER, DIRECTORA EJECUTIVA COMITÉ DE CEREZAS DE FRUTAS DE CHILE.
OBJETIVOS EN MARCHA
Juan Carlos Paredes, presidente de la Asociación de Productores y Exportadores de Palta Hass del Perú (ProHass) y director gerente de Agrícola Pampa Baja, dice que los ODS están presentes en la agenda no solo del sector público peruano, sino también de las personas y empresas vinculadas a la agricultura y alimentación.
“Son parte importante en la planeación, estructuración y desarrollo de nuestra actividad. Muchos de esos objetivos, los viene desarrollando el sector agroexportador moderno en el Perú desde comienzo de siglo, es decir mucho antes de que se concretaran los objetivos a nivel de la ONU. Por ejemplo, las zonas agroexportadoras peruanas (principalmente costa sur hasta la costa norte) de frutas y hortalizas, están contribuyendo en gran parte al cumplimiento de estos objetivos; hay datos concretos que muestran la contribución del cultivo de la palta y en general del sector agroexportador, al fortalecimiento de los diferentes parámetros que permiten el desarrollo y prosperidad del país”, dice Paredes.
El presidente de ProHass agrega que, a nivel productivo, en el Perú hay gremios sólidos y representativos, tanto por cultivos, regiones o sectores, que tienen como prioridad desarrollar actividades para darle sostenibilidad al sector. “Más allá de la conocida contribución de las agroexportaciones peruanas en la generación de divisas, en la cual el cultivo de la palta Hass representa, en promedio, en los últimos años, US $1.000 millones anuales, tenemos otros indicadores que contribuyen a la sostenibilidad y desarrollo del país, al desarrollo tecnológico y de infraestructura para sostener esta actividad, cumpliendo con el objetivo 9 de la agenda (industria, innovación e infraestructura). También hay indicadores que dan cuenta del cumplimiento de regulaciones ambientales, de uso de tierra, agua, de insumos; no solo se trata de las regulaciones como país, sino también de las establecidas por los países recibidores de nuestra fruta. De esta manera cumplimos con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 12, 13, 15, que tienen que ver con la producción y consumo responsables, la acción por el clima, y la vida de ecosistemas terrestres”.
Paredes destaca que en las zonas de la costa donde se desarrolla la agricultura moderna de exportación en Perú, se tiene pleno empleo, como en las regiones de Piura, Lambayeque, Ica, La Libertad, entre otras. Y agrega que, según un estudio desarrollado por Apoyo Consultores, en el país la agroexportación ha generado más del doble del empleo formal, pasando de los 462 mil puestos de trabajo que existían el año 2004, a 809 mil el año 2017. “Se trata de personas que gozan de todos los beneficios laborales, incluyendo bonificaciones, gratificaciones, vacaciones y asistencia en salud; de esta manera se contribuye con los objetivos 2, 3, 8, 10 y 16 de la agenda (hambre cero, salud y bienestar, trabajo decente y crecimiento económico, reducción de las desigualdades, y paz, justicia e instituciones sólidas). Asimismo, el mismo estudio muestra que el año 2004 la pobreza rural en la costa peruana era de 67%, situación que cambió radicalmente; el año 2017 fue de 19%; esto ha aportado a que se cumpla con el objetivo 1 de la Agenda: fin de la pobreza.
¿Qué otros indicadores dan cuenta de que en la agroindustria peruana se viene trabajando en favor de los ODS? Están también los relacionados con la igualdad de género (ODS 5). Juan Carlos Paredes dice al respecto: “La mano de obra femenina pasó de 36.4% a 46%. Por otro lado, la tecnificación de casi el 100% de la agricultura moderna de exportación, relacionada con los sistemas de riego, permite un uso eficiente del agua, un mejor empleo de energía renovable y el mejoramiento de las buenas prácticas de agricultura, lo que tiene que ver con los objetivos 4 y 6 (educación de calidad, y agua limpia y saneamiento)”.
Asimismo, las empresas y los gremios regionales vinculados con la agroexportación en Perú, benefician, según Paredes, el desarrollo de las zonas rurales, con proyectos de saneamiento y vivienda. “También se crea infraestructura educativa, procurando fortalecer las alianzas con los centros de estudios técnicos y universitarios, para mejorar los niveles de educación y empleabilidad de los habitantes de las zonas donde se trabaja la actividad”.
“Hay datos concretos que muestran la contribución del sector agroexportador al fortalecimiento de los diferentes parámetros que permiten el desarrollo y prosperidad del país”. JUAN CARLOS PAREDES, PRESIDENTE PROHASS.
FACTOR HUMANO COMO PRIORIDAD
“Siendo lo más objetivo y apolítico posible, opino lo siguiente: no comparto los extremos, se deben buscar equilibrios en la vida. En un sentido humanitario, las carencias y debilidades de cada país deben tratarse de manera independiente, según la realidad de cada nación, entendiéndose como objetivos comunes el terminar con la pobreza y lograr sustentabilidad en el abastecimiento de agua potable para toda la población”. De esta manera, Lorenzo Bauzá Fernández, quien tiene más de 35 años en el sector y es gerente general de Bauzá Export, en Chile, sienta su posición en relación a la Agenda 2030. Lorenzo, cuyo core business es la uva de mesa, dice que, en Chile, los sistemas de Agua Potable Rural (APR) tienen prioridad sobre los cultivos, “y así debe ser en todo el planeta tierra”, afirma.
“Los recursos renovables son los que en el tiempo permitirán la sustentabilidad deseada; el buen uso de la energía solar, eólica e hídrica, debe ser la base para el desarrollo sustentable”, dice Bauzá, para luego agregar que los gobiernos deben destinar recursos para desalar las aguas (osmosis inversa) y regar los cultivos utilizando energías renovables. “El sector público debe apoyar lo anterior, para que el sector privado pueda seguir creciendo, generando más productividad, generando más empleos y mejores condiciones de vida para los miembros de los sectores más necesitados en cada país o nación de este planeta”.
“Las carencias y debilidades de cada país deben tratarse de manera independiente, según la realidad de cada nación, entendiéndose como objetivos comunes el terminar con la pobreza y lograr sustentabilidad en el abastecimiento de agua potable para toda la población”. LORENZO BAUZÁ, GERENTE GENERAL BAUZÁ EXPORT.
En el contexto de la industria de las uvas, Bauzá Export, cuenta Lorenzo, está muy enfocada, como corporación, en promover un desarrollo sustentable en el tiempo. Para ello han creado una institución que lleva el nombre del fundador de la empresa familiar: Fundación Lorenzo Bauzá Álvarez. “A través de la misma, pretendemos apoyar al sector rural, que tanto ha aportado al crecimiento y fortalecimiento de los campos productivos de uvas. El factor humano es todo en esta industria, y sin la colaboración mutua no hay progreso en este sector”.
“Mientras más nos demoremos en tomar acciones serias, más caro va a ser. Invertir ahora es invertir en la oportunidad de reducir los costos operativos del futuro”. JAVIER PERLA, EXPERTO EN SOSTENIBILIDAD.
LA CIVILIZACIÓN ESTÁ EN JUEGO
Javier Perla Álvarez tiene más de veinte años liderando proyectos de sostenibilidad, cambio climático, huella de carbono y economía circular en el sector público y privado de América Latina, y ha sido reconocido como una de las “mentes sostenibles” por la revista Forbes. Para Perla, la Agenda 2030 es el plan de desarrollo más ambicioso que la humanidad haya generado en su historia, no obstante, advierte, es muy importante comprender sus alcances y aplicabilidad en el ámbito empresarial. “Muchas empresas, cuando hacen sus planes de desarrollo, en vez de empezar con un papel en blanco, recurren a los objetivos de desarrollo sostenible globales, para saber en cuál de los 17 pueden generar un mayor impacto. Ninguna empresa podría priorizar los 17 objetivos de desarrollo sostenible, sí dos o tres”.
El experto destaca que los ODS fueron elaborados durante más de dos años de consultas públicas, negociaciones con los países, conversaciones, interacciones con diferentes actores de la sociedad civil. “Es un plan que tiene un nivel de coordinación enorme. Incluso hay guías para implementar los ODS en el sector privado. Es, justamente, en esta agenda común donde los países pueden, sin limitar su producción, sin limitar su competitividad, buscar el desarrollo sostenible. La idea de los ODS es armonizar, que el país aumente su competitividad, aumente el bienestar”.
Un buen objetivo tiene que ser retador, dice Perla, pero también realizable. Y quizás, este es uno de los principales obstáculos que ha encontrado la Agenda. “Únicamente el 15% de las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible van por buen camino; el 48% se vienen realizando de forma moderada; y el 37%, o sea más de una tercera parte, muestran ya sea un estancamiento o un retroceso. Se ha cumplido un poco más de la mitad del plazo establecido (quedan seis años), y no estamos yendo necesariamente por el camino adecuado. No hay una alerta roja mundial encendida, y es hora de poner un poquito más de esfuerzo para lograr los objetivos”.
En este propósito, Javier Perla cree el sector privado debe asumir un rol de liderazgo. “La empresa privada tiene recursos, capacidad de invertir en innovación, se relaciona con muchos públicos, cuenta con un recurso humano muy poderoso, que la pone en posición de liderar los procesos y hacer un match, es decir, hacer calzar sus planes empresariales con la Agenda 2030. Eso le permitirá ganar competitividad, desarrollar nuevos productos y mercados, lo cual se traduce en mayor rentabilidad para las empresas”.
La tarea es urgente y el tiempo apremia. “Estamos poniendo en riesgo la civilización, es decir, la forma cómo nos organizamos. Mientras más nos demoremos en tomar acciones serias, más caro va a ser. Invertir ahora es invertir en la oportunidad de reducir los costos operativos del futuro”.