Parece ya una frase majadera, pero la crisis hídrica que vive el planeta es un problema que llegó para quedarse, y más allá de las situaciones que cada nación pueda estar sufriendo en lo particular, lo cierto es que la escasez de agua es una temática a abordar de manera transversal por los diferentes gobiernos y economías a nivel global.
Para el sector agrícola y agroexportador la situación es apremiante. Un escenario complejísimo que, sin embargo, ha estimulado el desarrollo tecnológico como nunca antes en la historia de esta actividad productiva. En la última década, los avances han sido impresionantes. A tiempos distintos y con urgencias diversas, la industria saltó de una agricultura 2.0 a una 4.0 en un lapso de 10 años. Y es que el uso eficiente del recurso hídrico a través de obras de infraestructura multinivel sumadas a las nuevas tecnologías, big data y modelos predictivos con base en software inteligentes, es la sólida respuesta que la ciencia y el mundo agrícola han elaborado para hacer frente a la nueva realidad climática.
El académico de la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile y director ejecutivo de GOTA (gota.ag), Julio Haberland, explica que “se debe tener clara conciencia que la producción agrícola es la actividad productiva que más agua utiliza. Aproximadamente el 70% del agua dulce es utilizada en agricultura a nivel mundial, por lo tanto, cualquier aumento de la eficiencia que se logre en el riego es sumamente importante a nivel local y global”.
ASUMIR EL CAMBIO
Tanto en los países donde la escasez hídrica es una condición histórica, como en aquellos donde es una realidad emergente, se ha ido tomando conciencia que el riego debe ser realizado con un fuerte apoyo en la ciencia y en el desarrollo tecnológico. Como parte de la agricultura 4.0, el riego 4.0 se define como el uso de las soluciones tecnológicas para la digitalización de los procesos involucrados en el riego, mediante la captura y gestión de datos procedentes del campo, su análisis e interpretación permanente para la toma de decisiones en tiempo real. Si bien en países como Estados Unidos, Israel o Australia, la incorporación de tecnologías para el uso eficiente del recurso hídrico se inició hace años y de manera rápida, a nivel latinoamericano el proceso ha sido más lento. Las brechas estaban principalmente en la falta de conectividad y capacitación de los usuarios finales, que veían como una amenaza el uso de herramientas avanzadas de manejo hídrico y la implementación de nuevas tecnologías. “La resistencia al cambio por parte de algunos agricultores es también un factor, ya que la confianza en prácticas convencionales puede ralentizar la implementación de soluciones innovadoras”, plantea Vicente Traviesa, account manager Latam de Ceres Imaging. “Otra brecha, tiene que ver con una menor sensibilización y entendimiento sobre los beneficios a largo plazo que estas tecnologías pueden ofrecer en términos de sostenibilidad, eficiencia y rentabilidad, por lo que es crucial demostrar el valor y el retorno de inversión de manera tangible”.
Lo cierto es que, a nivel mundial, cada vez son más los países que entienden la importancia de la incorporación de tecnología y soluciones innovadoras para el riego, y aún más, lo están asumiendo con un enfoque estratégico. En América Latina, Chile es uno de los más destacados, afirma Haberland. “En Chile, ya desde los años 80, se ha mantenido una política de fomento al riego, la que se ha complementado con múltiples programas de capacitación. Este enfoque ha tenido especial énfasis en el desarrollo de la infraestructura intra y extra predial y, hoy por hoy, Chile es uno de los países que posee un mayor desarrollo en riego de la región, encontrándose aquí todas las tecnologías y el conocimiento de punta en la materia”.
A REALIDADES DISTINTAS, SOLUCIONES PARTICULARES
Los escenarios hídricos, y sus desafíos asociados, difieren de acuerdo a la ubicación geográfica. No es igual lo que pasa en México, Perú o Chile con lo que ocurre en países como Colombia o Centroamérica. Sin embargo, hoy la tendencia transversal es estar atentos a cuándo pasar al siguiente nivel. Así lo plantea Tomás Vicente, ingeniero agrónomo, gerente para Latinoamérica de WiseConn y director de la Asociación Gremial de Riego y Drenaje (AGRYD). “La crisis hídrica hoy también se visualiza en estos países. Donde antes llovía constantemente, se están dando ventanas de varias semanas en donde la lluvia no cae y eso está afectando productivamente a los campos. Temas como si se colocan o no sistemas de riego por goteo son parte del debate hoy en Colombia o Centroamérica. En cambio, en países como México el riego por goteo es insuficiente, por lo que el automatizar los equipos de riego se hace esencial, porque los errores productivos son caros. En Chile y Perú no solo se necesita la automatización con riego por goteo, sino que además se requiere información en tiempo real para poder tomar decisiones más finas según los tipos de cultivo”, comenta.
A modo de ejemplo, “Perú tiene muy bien resuelta la parte de automatización, no así el uso de sensores, porque todavía tienen un recurso humano a buen precio. Tienen gente dando vuelta y tomando datos in situ, llenando planillas, informes, tomando decisiones, a diferencia de mercados como California o incluso Chile, donde el recurso humano se ha vuelto muy costoso, lo que fuerza más la implementación de automatización, digitalización y robotización. Por eso es importante entender en qué pie estoy y dar un paso a la vez”, agrega Vicente.
En los años 90 aparecieron las primeras empresas que, con una visión más amplia, se hicieron cargo de la problemática hídrica y desarrollaron la automatización de los sistemas de riego por gravedad, permitiendo optimizar la eficiencia del uso del agua en varios países. Es el caso de la australiana Rubicon Water, que en Latinoamérica trabaja hace más de 10 años en el desarrollo de tecnología para la gestión de los recursos hídricos, asesorando e implementando soluciones para el mundo público y privado. Sus servicios integran compuertas de regulación, medidores de caudal con hardware y software de operación, lo que interactúa con una ingeniería de control remota avanzada.
Álvaro Domínguez, project manager Latinoamérica, explica que “la tecnología ha avanzado rápidamente al igual que las necesidades de los usuarios, por lo que la toma de decisiones en tiempo real resulta esencial para la eficiencia en el manejo del recurso hídrico. Nuestra tecnología permite a los agricultores recibir agua en proporciones adecuadas a sus cultivos ofreciendo soluciones integradas. Por ejemplo, dentro de la misma estructura, medimos con sensores de alta precisión y distribuimos a la vez el agua que se necesita aguas abajo y, todo, controlado de manera remota. El resultado es minimizar las pérdidas, teniendo como componente central nuestro software de gestión basado en la demanda”.
“Si bien el agricultor que quiera trabajar con esta tecnología seguirá haciendo calicatas y validaciones en el suelo, va a llegar un punto en que entenderá y confiará que esto no es indispensable” — NICOLÁS PIÑA, BUSINESS DEVELOPER BLASS CHILE.
El nuevo escenario que brinda la sociedad de consumo, o en palabras de Zygmunt Bauman, la sociedad del modernismo líquido, hace que el cliente quiera estar más informado sobre la trazabilidad de lo que compra y qué prácticas productivas hay detrás de la fruta que está consumiendo, por lo que la innovación se vuelve un requisito para la permanencia y sostenibilidad en el mercado agrícola.
En este marco, la búsqueda de rentabilidad no puede ser antagónica con el cuidado del recurso agua.
Nicolás Piña, ingeniero agrónomo y business developer del departamento de agricultura en Blass, empresa chilena representante de la marca israelí CropX, que lleva más de 10 años trabajando en eficiencia de riego, plantea que “los avances en materia de riego de los israelíes marcan un antes y un después con la tecnificación, lo que ha generado un respaldo intrínseco a las innovaciones en esta materia. A partir de esto, se crea esta herramienta de gestión de riego, que rápidamente se transformó en una plataforma de gestión agronómica (software), que se centra en poder darle al agricultor recomendaciones e información de las distintas variables presentes en los campos, entregando un procesamiento y análisis de forma prácticamente inmediata”.
En lo concreto, esta tecnología facilita muchas tareas que normalmente se hacen respecto al riego y a la nutrición, a través de un sensor de suelo con una batería que tiene una autonomía de hasta 12 meses y un chip celular, que toma datos variables, como la humedad, la conductividad eléctrica de la pasta saturada y la temperatura del suelo, los que se pueden revisar a través de la plataforma web y desde el celular. “Es ahí donde, mediante este algoritmo con inteligencia artificial, aprende de tu suelo, identificando la humedad aprovechable de manera automática, que es lo que normalmente hace un agrónomo o técnico agrícola a través de una muestra de suelo y cálculos teóricos. Con esta tecnología nos evitamos hacer eso”, explica Piña, y plantea que “si bien el agricultor que quiera trabajar con esta tecnología seguirá haciendo calicatas y validaciones en el suelo, va a llegar un punto en que entenderá y confiará que esto no es indispensable”.
Otra empresa que se ha dedicado a optimizar el uso del agua y mejorar el rendimiento de los cultivos es Ceres Imaging. Desde sus inicios en 2013 en Estados Unidos, y expandiéndose luego a otros mercados clave como Australia, Canadá y México, la firma se ha enfocado en ayudar a los agricultores a tomar decisiones informadas que reduzcan el impacto ambiental de sus operaciones agrícolas. Con respecto a su llegada a Latinoamérica, Vicente Traviesa plantea que esta región ha estado enfrentando desafíos significativos relacionados con el déficit hídrico y la degradación del suelo. “La creciente conciencia sobre la necesidad de prácticas agrícolas más sostenibles y eficientes ha creado una demanda para soluciones tecnológicas avanzadas como las nuestras. Además, el desarrollo de infraestructuras de telecomunicaciones y la mayor accesibilidad a tecnologías digitales en la región han facilitado nuestra expansión”.
“La IA no es per se la solución al problema hídrico. El fundamento de su uso es que es tanta la data que se empieza a generar que es imposible para un agricultor manejarla” — JULIO HABERLAND, DIRECTOR EJECUTIVO GOTA.
Su tecnología combina imágenes aéreas de alta resolución con análisis avanzados basados en inteligencia artificial, para proporcionar a los agricultores información detallada sobre la salud de sus cultivos y la eficiencia del riego, permitiendo la detección temprana de problemas, la optimización del riego, y el incremento del rendimiento orientado principalmente a frutales, viñedos y hortalizas. “Para implementar nuestra tecnología, los agricultores necesitan acceso a nuestras plataformas de software y una infraestructura básica de comunicaciones para recibir los datos”, agrega.
En el mercado de soluciones integrales para la eficiencia hídrica, otra iniciativa interesante es GOTA (gestión y operación tecnológica del agua). Según explica su director ejecutivo, el agrónomo y académico Julio Haberland, el foco de la empresa con actividad en Chile y Perú, es la optimización del uso del agua, la energía y la producción agrícola a través de herramientas de control y monitoreo de equipos de riego, suelo, clima y cultivo, acompañando en tiempo real los requerimientos hídricos del predio. “Contamos con herramientas que permiten integrar y analizar las variables capturadas en el campo, generar y visualizar programas de riego sobre la base de información real y permanentemente actualizada, haciendo muy fácil para el agricultor la visualización de desviaciones en el manejo de riego”.