El riesgo real es no actuar
SUSTENTABILIDAD

El riesgo real es no actuar

¿Están preparados los líderes para enfrentar la nueva era de riesgos climáticos y ESG?


Por Claudia Papic I., Bióloga / Experta en Sostenibilidad

En el mundo empresarial, la sostenibilidad ha dejado de entenderse como un “valor corporativo bonito”, para asumirla como la línea de defensa del negocio. Una herramienta financiera. Una política de supervivencia. Para quién aún no lo perciba así, le recomiendo dar una mirada a lo que nos dicen los líderes de la industria que mejor conoce el riesgo: los seguros. Ellos ya han encendido las alarmas.

Según datos de Aon, en 2024 las pérdidas económicas globales provocadas por desastres naturales alcanzaron los US$368.000 millones. Y no es un año aislado. Desde el 2000, los daños acumulados superan los US$3,6 billones. Esta tendencia está dejando sin opciones a las aseguradoras, que comienzan a retirarse de zonas vulnerables y a elevar primas hasta niveles prohibitivos. Sin seguros, no hay inversión. Sin inversión, no hay desarrollo. Sin desarrollo, no hay estabilidad financiera.

Eric Andersen, presidente de Aon plc, lo dijo sin rodeos: “El cambio climático está desestabilizando la industria de seguros”. Y Günther Thallinger, del directorio de Allianz SE, fue aún más drástico: “Con un calentamiento global de 3°C, los daños climáticos no pueden ser asegurados, cubiertos por gobiernos ni adaptados… No habrá más hipotecas, ni nuevos desarrollos inmobiliarios, ni inversiones a largo plazo. El sector financiero tal como lo conocemos deja de funcionar. Y con él, el capitalismo tal como lo conocemos deja de ser viable”.

La advertencia no es apocalíptica. Es estratégica. El Informe sobre Riesgos Globales 2025 del Foro Económico Mundial (WEF) lo confirma: en los próximos 10 años, los principales riesgos no son financieros ni tecnológicos. Son climáticos: fenómenos meteorológicos extremos, pérdida de biodiversidad y colapso de ecosistemas. Y las consecuencias económicas son colosales: el propio Foro estima que si seguimos la trayectoria actual de emisiones, el PIB global podría caer hasta un 22% acumulado hacia 2100.

EL COSTO DE NO ACTUAR SUPERA CON CRECES EL COSTO DE ACTUAR

Muchas empresas aún dudan en invertir en adaptación climática o en ajustar sus modelos de negocio al contexto ESG (environmental, social and governance, criterios que definen la sostenibilidad de una organización). Pero los datos son claros: por cada dólar invertido en adaptación, las compañías reportan retornos de entre 2 y 19 dólares, ya sea por prevención de daños, continuidad operacional, acceso a financiamiento o nuevas oportunidades de negocio.

Además, mover la economía global a un camino de menos de 2°C requeriría invertir solo 2-3% del PIB mundial acumulado, lo que permitiría evitar pérdidas de entre 10% y 15% del PIB global, según el informe conjunto del Foro Económico Mundial (WEF) y Boston Consulting Group “The Cost of Inaction: A CEO Guide to Navigating Climate Risk”, 2024. Dicho de otro modo: la inversión se paga hasta cinco veces sola.

CEOs: GESTIONAR LOS ASPECTOS ESG NO ES COMPLIANCE. ES ESTRATEGIA DE NEGOCIOS.

El cambio climático y la presión regulatoria están reconfigurando industrias completas. Las empresas que no se adapten a tiempo enfrentarán riesgos físicos (daños a activos, interrupción de operaciones, escasez de recursos) y riesgos de transición (regulación, pérdida reputacional, presión de inversores, obsolescencia tecnológica). Estos riesgos podrían afectar entre 5% y 25% del EBITDA de las compañías hacia 2050, y hasta 50% del EBITDA en sectores intensivos en carbono al 2030 si no se anticipan.

Lo más grave es que, aun sabiendo esto, muchas empresas siguen subestimando el impacto real. Según datos de Carbon Disclosure Project (CDP), más del 70% de las empresas reconoce los riesgos físicos, pero solo una minoría los cuantifica adecuadamente o los integra en su planificación financiera y estratégica. Este sesgo puede ser letal en un contexto donde la materialización de los riesgos ESG ya no es un “si”, sino un “cuándo”.

“La sostenibilidad ya no es un departamento. Es una estrategia. Y el riesgo climático, un factor financiero.”

EL RIESGO DE NO ESTAR ASEGURADO… Y NO SABERLO

La reciente DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que afectó a la Comunidad Valenciana dejó al descubierto una preocupante realidad: miles de empresas carecen de seguros adecuados para proteger sus activos. La Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) alertó que muchas pólizas se renuevan automáticamente sin actualizar los valores asegurados, lo que genera infraseguro, es decir, coberturas insuficientes ante siniestros.

Esto afecta especialmente a autónomos y pequeñas empresas, pero también a corporaciones que no han revisado su estrategia de seguros a la luz del nuevo contexto climático. Y aquí surge una pregunta crítica: ¿cómo se puede gestionar lo que no se conoce ni se ha evaluado correctamente?

UNA NUEVA GOBERNANZA PARA UN NUEVO MUNDO

La sostenibilidad y la gestión de riesgos ESG deben estar en el centro de la gobernanza corporativa. Esto significa que los directorios deben asumir un rol activo, evaluando escenarios climáticos, ajustando coberturas, impulsando inversiones en infraestructura resiliente y estableciendo métricas claras para transitar hacia modelos bajos en carbono.

Como señaló Thallinger: “El costo de la inacción es mayor que el costo de la transformación. Si logramos la transición, tendremos una economía más eficiente, competitiva y con mejor calidad de vida”. Pero eso no ocurrirá por inercia. Requiere liderazgo. Requiere visión. Requiere valentía.

La guía “Gestión del Riesgo Empresarial”, elaborada por COSO y el WBCSD, entrega un marco robusto para esta tarea. Propone integrar la identificación, evaluación y respuesta ante los riesgos ESG dentro de la estrategia de negocio, para evitar el sesgo de tratarlos como “riesgos aparte”. A su vez, enfatiza la importancia de construir una cultura organizacional que fomente la colaboración y eleve la percepción de estos riesgos al nivel que corresponde: riesgos estratégicos.

“No abordar estos riesgos desde la alta dirección es una decisión estratégica… pero de omisión. ¿Están preparados los liderazgos empresariales para rendir cuentas por esa omisión?”

El International Risk Governance Center, EPFL (IRGC), por su parte, destaca que sin involucramiento de los stakeholders no es posible una gobernanza de riesgos legítima ni eficaz. Los grupos afectados deben estar presentes desde la pre-evaluación, aportando información, contexto y valores que permitan caracterizar los riesgos de forma realista. Además, el involucramiento bien diseñado mejora la calidad de las decisiones, refuerza la legitimidad y permite identificar soluciones mejor aceptadas socialmente.

EL MOMENTO DE ACTUAR ES AHORA

No se trata solo de cumplir con regulaciones, ni de “verse bien” frente a los stakeholders. Se trata de garantizar que nuestras empresas puedan seguir operando en un entorno cada vez más incierto. La sostenibilidad ya no es un departamento. Es una estrategia. Y el riesgo climático, un factor financiero.

Como señala el artículo de FORBES de abril 2025, el cambio climático ya está generando disrupciones económicas que afectan directamente al riesgo-país, al riesgo financiero y a la viabilidad de inversiones. No abordar estos riesgos desde la alta dirección es una decisión estratégica… pero de omisión. ¿Están preparados los liderazgos empresariales para rendir cuentas por esa omisión? La pregunta ya no es si el cambio climático afectará tu negocio. Es cómo, cuándo y con qué magnitud. Y sobre todo: ¿estarás preparado o no?

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