“Sostenibilidad y rentabilidad no son conceptos opuestos”
PÍA WALKER

“Sostenibilidad y rentabilidad no son conceptos opuestos”

La certificación B Corp obtenida recientemente por Hortifrut, más que un hito corporativo marca un camino de cómo los grandes actores de la industria pueden consolidar modelos de negocio exitosos alineados con los más altos estándares sociales y ambientales. La gerente de Sostenibilidad de la compañía, reflexiona sobre las oportunidades que plantea a la exportación de fruta este cambio de paradigma.


Por Danilo Phillipi

Durante décadas, el modelo exportador frutícola fue evaluado bajo una sola métrica: la competitividad. Volúmenes, rendimientos, estacionalidad y márgenes marcaron la evolución de un sector que supo traspasar fronteras para posicionarse en los mercados más exigentes del mundo. Pero algo ha empezado a cambiar. La sostenibilidad —entendida no como una moda ni como una estrategia comunicacional, sino como una transformación estructural del modo en que se produce, se consume y se mide el éxito— ha irrumpido con fuerza en la industria.

En este contexto, Hortifrut, referente global en la producción y comercialización de berries, obtuvo la certificación de Empresa B a nivel mundial. Se trata de un reconocimiento exigente, que evalúa aspectos como el impacto ambiental, las condiciones laborales, las prácticas comerciales éticas y la gobernanza interna, entre otras variables.

Según explica Pía Walker, la obtención del sello no es un punto de llegada, sino más bien una validación de un camino que la empresa venía trazando desde hace años, con una operación integrada que cubre todo el ciclo de la fruta —desde el desarrollo genético hasta el consumidor final— y una presencia global en 15 países. Pero, además, es una forma de asumir un rol activo en un debate más amplio: cómo una industria tan intensiva en recursos naturales, como lo es la exportación de fruta fresca, puede operar bajo un modelo equilibrado y transparente, sin perder su capacidad de generar riqueza.

“En Hortifrut tenemos un compromiso real y de largo plazo con el desarrollo sostenible, el bienestar de nuestros colaboradores y el impacto positivo en las comunidades donde operamos”, señala Walker. “Este compromiso forma parte de nuestro ADN desde 1983, cuando nuestro fundador, Don Víctor Moller, asumió el desafío de llevar berries al mundo todos los días del año, integrando desde el inicio la visión social y medioambiental en el crecimiento de la compañía”.

La gerente de Sostenibilidad agrega que Hortifrut lleva más de dos décadas implementando prácticas concretas de responsabilidad social corporativa, como el uso eficiente del agua, la reducción del impacto ambiental y la mejora continua de las condiciones laborales. “Obtener la certificación como Empresa B fue un paso natural en esta trayectoria. No solo valida nuestro compromiso con un modelo de negocio con propósito, sino que también consolida nuestro camino hacia una gestión con propósito y alineada con los más altos estándares sociales y medioambientales”.

¿Para lograr la certificación B Corp fue necesario repensar el modelo de negocio?

Durante el proceso, constatamos que muchos equipos ya venían impulsando iniciativas clave. No fue necesario repensar nuestro modelo de negocio, sino más bien ordenar, sistematizar y profundizar lo que ya se estaba haciendo. Por ejemplo, se fortaleció el trabajo en inclusión laboral, con programas orientados a la incorporación y desarrollo de talento diverso en distintas operaciones.

También se avanzó significativamente en la medición y gestión de la huella de carbono, incluyendo las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que nos permitió trazar líneas base y definir metas de mejora más ambiciosas. En ese sentido, la certificación fue también una oportunidad para identificar nuevas áreas de trabajo, visibilizar buenas prácticas y renovar nuestro compromiso con una gestión más consciente, equitativa y sostenible.

“Operar con estándares sostenibles será pronto una condición mínima para competir”

El sector agrícola enfrenta críticas por el uso intensivo de recursos como agua y suelo. ¿Cómo aborda Hortifrut estos desafíos para alinearse con los principios de sostenibilidad exigidos por el movimiento B?

En Hortifrut, reconocemos la importancia de gestionar de forma eficiente y responsable los recursos naturales. Estamos comprometidos con la implementación de estrategias de eficiencia hídrica, la reducción de nuestra huella de carbono y el impulso de prácticas circulares en la producción de berries.

Esto incluye la inversión en tecnologías que permiten un uso racional del agua, como sistemas de riego automatizados, sensores de humedad, telemetría en pozos y estaciones meteorológicas. Además, realizamos investigaciones junto a universidades para entender mejor el comportamiento hídrico de nuestros cultivos.

De forma complementaria, promovemos entre nuestros productores asociados la adopción de prácticas agrícolas más sostenibles, apoyando mejoras graduales que contribuyan al cuidado del suelo y al uso eficiente del agua, siempre considerando las particularidades locales de cada zona de cultivo.

¿Qué rol jugaron las personas y comunidades en el proceso de certificación, y cuáles son los compromisos concretos con el entorno social que han debido asumir?

La certificación B Corp es un proceso integral y participativo que reconoce el rol clave de las personas y comunidades en la sostenibilidad de una empresa. En Hortifrut, las iniciativas de impacto positivo que desarrollamos junto a colaboradores, productores y actores locales han sido fundamentales para avanzar en este camino.

Nuestro compromiso con el entorno social se refleja en programas concretos que buscan mejorar la calidad de vida en los territorios donde operamos. Por ejemplo, “Anemia Cero” en Perú trabaja para reducir las tasas de anemia infantil a través de educación nutricional y acceso a controles de salud.

En paralelo, el programa “Fútbol Más” se implementa en Perú, Chile y México, utilizando el deporte como herramienta para transmitir valores como el respeto, la resiliencia y el sentido de comunidad entre niñas, niños y adolescentes.

También desarrollamos programas de alfabetización en Marruecos, orientados a mejorar las oportunidades educativas de trabajadores agrícolas y sus familias. Estas y otras iniciativas sociales nos permitieron impactar directamente a más de 7.000 personas el año pasado, generando mejoras tangibles en salud, educación y cohesión comunitaria.

En una industria donde los márgenes suelen estar tensionados por los precios internacionales, ¿cómo logran equilibrar rentabilidad y propósito sin comprometer la competitividad global?

En Hortifrut estamos convencidos de que la sostenibilidad y la rentabilidad no son conceptos opuestos. Al contrario, las inversiones en prácticas sostenibles nos permiten avanzar en eficiencia operativa, innovación, calidad y diferenciación, pilares clave para mantener nuestra competitividad en un mercado global cada vez más exigente.

Además, observamos que tanto clientes como consumidores valoran cada vez más los productos cultivados de forma responsable. Esa preferencia genera oportunidades concretas para posicionarnos con una propuesta de valor clara, que combine impacto positivo y solidez comercial.

Creemos que liderar con propósito no solo es lo correcto, sino también una estrategia viable y sostenible en el largo plazo.

¿Qué porcentaje de su matriz energética actual proviene de fuentes renovables, y qué metas concretas tienen para descarbonizar sus operaciones en los próximos años?

La eficiencia energética y la transición hacia fuentes limpias son componentes centrales de nuestra estrategia medioambiental. Actualmente, el 44% de la matriz energética de Hortifrut a nivel corporativo proviene de fuentes renovables. Este porcentaje alcanza el 49% en la Región América y el 66% en EMEA, lo que refleja avances significativos en nuestras operaciones internacionales.

Un ejemplo concreto de este progreso es que nuestras operaciones en España y Portugal ya se abastecen al 100% con energía eléctrica de origen renovable.

Nuestro compromiso es seguir incrementando la participación de energías limpias en todas las regiones donde operamos, mediante inversiones en eficiencia energética, proyectos de generación renovable y acuerdos de suministro sustentable que nos permitan avanzar hacia una operación progresivamente descarbonizada.

¿Cuáles son sus estrategias para reducir la huella de carbono en toda la cadena de valor, considerando especialmente la logística que implica exportar berries a gran escala?

Reducir la huella de carbono a lo largo de nuestra cadena de valor es un desafío clave en una operación global como la nuestra. Para ello, estamos implementando medidas en distintos frentes.

En el ámbito del transporte, priorizamos el uso de rutas más eficientes, exportaciones desde países cercanos a los principales mercados y, siempre que es posible, el uso de transporte marítimo por sobre el aéreo, reduciendo así significativamente las emisiones asociadas al traslado.

En envases y embalajes, estamos constantemente investigando y desarrollando nuevos packaging que contengan el mayor porcentaje de material reciclado en su fabricación, como también que sean 100% reciclables.

También trabajamos para minimizar el desperdicio de alimentos y fomentar una cultura de mejora continua en todas las etapas del proceso. Sabemos que avanzar hacia una logística más sostenible requiere innovación, coordinación y una mirada integral de toda la cadena.

¿Cómo aseguran que todos sus proveedores -incluidos los más pequeños- cumplen con los mismos estándares sociales y ambientales?

Garantizar que todos nuestros proveedores, sin importar su tamaño o ubicación, operen bajo estándares sociales y ambientales responsables es una prioridad para Hortifrut. Contamos con un Código de Conducta Ética para Proveedores que establece criterios claros en materia de derechos laborales, prácticas agrícolas sostenibles y cumplimiento normativo, y aplicamos procesos de debida diligencia para evaluar riesgos en toda nuestra cadena de suministro

Realizamos auditorías periódicas y evaluaciones de cumplimiento, y cuando se identifican brechas, no buscamos excluir sino acompañar. Trabajamos junto a nuestros proveedores para elaborar planes de mejora específicos, acompañándolos con apoyo técnico para que puedan adecuar sus prácticas de forma progresiva.

LIDERAR EL CAMBIO

La certificación B Corp establece rigurosos estándares de gobernanza, que exigen a las empresas integrar en su modelo de gestión el impacto de sus decisiones sobre los diferentes grupos de interés con los cuales se vincula.

Para Hortifrut, esto implicó “la actualización e implementación efectiva de políticas orientadas a fortalecer la gestión basada en la ética, la transparencia y la conducta responsable, sin importar el país o el tamaño de la operación”, detalla Pía Walker. “Hoy medimos el éxito no solo por el desempeño financiero, sino también por el impacto positivo que generamos en las personas, las comunidades y el medio ambiente. Esa mirada integral ya forma parte de nuestra cultura de gestión”.

El interés de Pía por la sostenibilidad trasciende con creces las fronteras de la empresa en la que trabaja. Con una mirada puesta en el conjunto del sistema agroexportador, advierte que la transición hacia modelos más sostenibles muchas veces tropieza con una serie de desafíos estructurales que afectan al sector en su conjunto. Equilibrar sostenibilidad y rentabilidad en contextos de alta presión de costos, superar barreras operativas en regiones con distintas realidades y asegurar el cumplimiento de estándares ambientales y sociales a lo largo de cadenas de valor complejas, son algunos de los retos que considera más relevantes.

A esto se suma la necesidad de una mayor apertura a la innovación y la colaboración entre todos los actores del sistema agroalimentario: desde productores hasta distribuidores y consumidores. “El cambio requiere una mirada conjunta y compromiso compartido”, subraya. “En ese sentido, certificaciones como la de Empresa B no solo ofrecen un marco claro y exigente para avanzar, sino que forman parte de un movimiento global que impulsa una nueva economía: más inclusiva, regenerativa y centrada en las personas. Ser parte de ese ecosistema refuerza nuestra convicción de que es posible generar impacto positivo sin perder competitividad”.

“Quienes lideren este cambio estarán mejor preparados para construir relaciones comerciales duraderas”

¿Visualizas una mayor segmentación del mercado internacional en función de estándares ambientales y sociales?

Estamos convencidos de que los estándares ambientales y sociales están reconfigurando el mercado internacional, especialmente en sectores como el agroalimentario. Esta transformación no es futura: ya está en curso, impulsada por regulaciones más estrictas, exigencias comerciales y consumidores cada vez más informados y exigentes. En Hortifrut nuestra apuesta por la sostenibilidad responde también a una convicción: creemos posible un modelo de negocio que genere impacto positivo en las personas, las comunidades y el entorno.

Además, somos conscientes de que operar con estándares sostenibles será pronto una condición mínima para competir. En ese escenario, quienes no se adapten corren el riesgo de quedar fuera de mercados clave, mientras que quienes lideren este cambio estarán mejor preparados para construir relaciones comerciales duraderas.

Como una de las empresas líderes en el rubro, ¿se ven con la responsabilidad de empujar al resto del sector hacia una sostenibilidad más sistémica?

Sí, sentimos la responsabilidad de contribuir activamente a una transformación más profunda del sector agroalimentario. Sabemos que nuestro compromiso puede generar un efecto positivo en cadena, no solo como referente para otras empresas, sino también como impulsor de mejoras entre nuestros propios proveedores y socios estratégicos.

Estamos convencidos de que avanzar hacia una sostenibilidad real y sistémica requiere colaboración. Por eso, estamos abiertos a compartir aprendizajes, sumar esfuerzos con otros actores del sector y participar en la construcción de estándares comunes y alianzas regionales que eleven el nivel de exigencia para todos. Ninguna empresa puede transformar el sistema sola, pero todas tenemos un rol que jugar.

¿Qué mensaje le darías a otras grandes compañías del sector agroexportador que aún ven la sostenibilidad como un costo o como un discurso accesorio?

Les diría que la sostenibilidad no es un costo: es una inversión estratégica en el futuro del negocio y del planeta. Lejos de ser un discurso accesorio, es una oportunidad para alinear la actividad empresarial con un impacto positivo real, fortaleciendo la cultura organizacional, la reputación y la competitividad.

El camino no es fácil. Requiere evaluación transversal, mejora continua y el compromiso de toda la organización. Pero adoptar este modelo genera beneficios que van mucho más allá de la rentabilidad: contribuye a construir un sector agroalimentario más resiliente, justo y preparado para los desafíos que vienen.

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