Dolores de crecimiento
EDITORIAL

Dolores de crecimiento

La industria de la cereza de Chile debe trabajar unida a fin de convertir esta “derrota” en aprendizaje.


Gustavo Yentzen Wilson, director Vision Magazine

A principios de los noventa, la industria del kiwi en Chile se encontraba en pleno crecimiento. El producto parecía ser el cultivo perfecto: el clima era el adecuado, las plantas se adaptaban bien y la demanda internacional seguía aumentando… pero algo no salió como se esperaba.

Se produjo un “frenesí productivo”, y tanto productores tradicionales como inversionistas llamados por la promesa de un alto retorno empezaron a plantar sin medida.

Al poco andar, la explosión productiva motivada por las expectativas de un mercado pujante, sumado a la falta de conocimiento de la profundidad de la demanda internacional, generó la caída en los precios y finalmente el colapso del mercado. Parte importante de los productores no pudieron reponerse de las pérdidas, por lo que abandonaron sus cultivos. Este episodio dejó una huella amarga en la industria, la cual permeó al inconsciente colectivo nacional: en Chile todos los que vivieron este periodo recuerdan el caso de los kiwis.

Este año la industria de la cereza en Chile también sufrió un duro revés. Luego de años de sostenido crecimiento, se produjo una fuerte contracción en los precios en el mercado chino. Y si bien conocemos algunas de las variables que incidieron en la caída – clima, concentración de la oferta, economía China deprimida – sabemos que hay muchas otras variables aún desconocidas y que están en un proceso de análisis responsable y profesional por parte de Frutas de Chile (y que serán analizadas en el próximo Cherry Summit).

Es fácil caer en conclusiones fatalistas y plantear que las industrias del kiwi y de la cereza son similares, pero la verdad es que no es así. La diferencia radica en varios aspectos. Primero, la industria de la cereza sin bien ha crecido muy rápidamente en los últimos 5 o 6 años, tanto productores como exportadores poseen una experiencia que no estaba tan desarrollada en los primeros pasos del kiwi. En segundo lugar, y aunque tampoco se conoce la profundidad de la demanda china para las cerezas, soy de los que creen que ésta seguirá creciendo y, adicionalmente, aún quedan múltiples mercados de interesantes proyecciones, como la India, y otros con un gran poder adquisitivo para adquirir cerezas, como Estados Unidos y Europa.

Volviendo al kiwi, la industria luego del colapso se reestructuró, se enfocó en mejorar la calidad de su producto y diversificó sus mercados de exportación. Aunque la crisis marcó un oscuro momento, también fue el catalizador para una nueva etapa, donde la resiliencia y la innovación fueron las claves para el futuro. La industria de la cereza este año tuvo un traspié “growing pains” dirán algunos (dolores de crecimiento), y lo que corresponde ahora es analizar en detalle cuáles son las variables que tuvieron mayor incidencia en la caída de los precios y, luego, buscar e implementar las soluciones que permitirán continuar la senda del crecimiento.

Tal como lo hizo la industria del kiwi en su minuto, la industria de la cereza de Chile debe trabajar unida a fin de convertir esta “derrota” en aprendizaje.