El match entre ciencia e industria para la generación de valor
INNOVACIÓN

El match entre ciencia e industria para la generación de valor

En cada desafío productivo hay una oportunidad de innovación, y en cada colaboración entre ciencia e industria el potencial de transformar realidades.


Por Dominique Chauveau, directora de Innovación y Transferencia Tecnológica UNAB

En noviembre de 2024, la tecnología Gas en Polvo fue galardonada con el Premio Avonni, el reconocimiento más importante a la innovación en Chile. Este premio destaca casos de éxito que están generando valor en diversos sectores y categorías. Detrás de cada uno de estos logros, hay historias de colaboración, ciencia aplicada y un profundo entendimiento de los desafíos específicos de las industrias.

Gas en Polvo, fruto de 10 años de investigación interdisciplinaria, es un fungicida encapsulado que puede incorporarse en diferentes formatos en los paquetes de uva de mesa de exportación. Hoy, la tecnología, en forma de un film biodegradable que cubre la fruta, no solo permite prevenir y controlar la pudrición causada por hongos durante la postcosecha, sino también conservar las características organolépticas de la fruta por al menos 60 días.

Chile, al igual que muchos países de Latinoamérica, posee una gran riqueza agroalimentaria. Este potencial, combinado con una sólida inversión público-privada, ha posicionado al país como referente internacional en la calidad de sus alimentos. Sin embargo, el cambio climático, las crecientes exigencias de los mercados internacionales y la búsqueda de sostenibilidad han intensificado los desafíos de la industria agroexportadora. En este contexto, la innovación basada en ciencia emerge como una herramienta clave para contribuir a solucionar problemas productivos. Pero, ¿cómo podemos convertir los avances científicos en soluciones que realmente generen valor a la industria?

Conversando con el equipo de investigación que hizo posible el desarrollo de Gas en Polvo, surgieron tres elementos claves que, de acuerdo con su propia experiencia, permitieron traducir en valor tangible la relación entre ciencia e industria. Estos elementos son: definir, colaborar y dialogar.

DEFINIR: IMPLICA ENTENDER EL PROBLEMA A RESOLVER

Definir implica determinar con precisión el problema a resolver. En el caso de Gas en Polvo, este proceso comenzó con una pregunta aparentemente simple: ¿cómo evitar que la fruta se deteriore durante largos períodos de transporte y almacenamiento? Sin embargo, encontrar la respuesta requirió una comprensión profunda de las necesidades específicas de la industria. Aquí, el conocimiento práctico de los productores resultó esencial para delinear el problema a resolver.

Los productores enfrentan desafíos complejos que van más allá del laboratorio, como los efectos del cambio climático en los cultivos, las normativas internacionales que restringen el uso de ciertos productos químicos y los estrictos estándares de calidad de los mercados de destino. Por lo mismo, reconocer y valorar los diferentes ámbitos involucrados en el problema identificado, resultaron claves para desarrollar un producto que no solo fuera un fungicida efectivo, sino también que pudiera cumplir con los estándares internacionales y que, además, pudiera ser integrado en las operaciones diarias de los empaques de fruta sin generar costos prohibitivos o interrupciones significativas en la operación.

COLABORAR: CIENCIA E INDUSTRIA MANO A MANO

Colaborar significa integrar disciplinas y perspectivas diferentes para abordar los desafíos desde todos los ángulos. El desarrollo de Gas en Polvo es un ejemplo claro de cómo la sinergia entre diversas áreas del conocimiento puede generar soluciones innovadoras. La unión de expertos en microbiología de hongos, agronomía y química aplicada permitió enriquecer la tecnología, combinando enfoques teóricos y prácticos.

Mientras los investigadores en el laboratorio desarrollaban una fórmula eficiente para encapsular el fungicida, los productores y expertos de la industria aportaron información clave sobre tiempos de carencia de fungicidas, límites de residuos permitidos y requisitos de transporte hacia mercados internacionales. Este tipo de información práctica no puede obtenerse en un laboratorio, pero es esencial para garantizar que las innovaciones científicas sean aplicables en el contexto productivo.

Un aspecto destacado de esta colaboración fue la validación continua de la tecnología en condiciones reales. Prototipos iniciales fueron probados directamente en empaques de exportación, permitiendo identificar ajustes necesarios en términos de dosificación, duración del efecto y compatibilidad con otros tratamientos utilizados en la industria. Este enfoque iterativo, donde cada paso se construyó sobre pruebas reales, aseguró que la solución final fuera efectiva y viable.

DIALOGAR: PARA CONSTRUIR PUENTES ENTRE EL LABORATORIO Y LA INDUSTRIA

Dialogar continuamente con el sector productivo fue esencial para transformar un prototipo de laboratorio en una solución industrial. Este diálogo tomó diversas formas: reuniones con productores, visitas a empresas, talleres con asesores técnicos y rondas de retroalimentación. Más allá de compartir avances científicos, estas interacciones fueron oportunidades para escuchar en forma activa, las preocupaciones, limitaciones y expectativas de los productores. El diálogo es lo que permite superar barreras culturales y de lenguaje entre los equipos científicos y los actores de la industria. Mientras los investigadores se enfocan en la precisión técnica, los productores aportan un enfoque pragmático que ayuda a priorizar las características más importantes de la tecnología. Esta interacción bidireccional no solo enriqueció el desarrollo de Gas en Polvo, sino que también fortaleció la confianza mutua, un ingrediente indispensable para cualquier colaboración exitosa.

La historia de Gas en Polvo ejemplifica cómo la ciencia puede tener un impacto positivo en los desafíos productivos. Cuando el conocimiento científico y el saber práctico trabajan en conjunto, no solo se potencian mutuamente, sino también logran traducirse en soluciones novedosas que terminan siendo tremendamente efectivas.

La invitación está abierta: trabajemos juntos. La ciencia no solo está al servicio de la curiosidad, sino también de quienes, día a día, enfrentan desafíos productivos y requieren superarlos con soluciones novedosas y efectivas.

En cada desafío productivo hay una oportunidad de innovación, y en cada colaboración entre ciencia e industria el potencial de transformar realidades.