Se vienen tiempos complejos para el sector agroalimentario. Los efectos del cambio climático se dejan sentir. En Chile y California hemos visto un notable aumento de las temperaturas mínimas que está afectando directamente la productividad y salud de los cultivos. Los escenarios a futuro no hacen sino crear un clima de incertidumbre y urgencia mientras los productores buscan soluciones validadas y tangibles.
En este contexto, proporcionar datos y evidencia científica ya no basta para abordar los desafíos y vulnerabilidades actuales de los sistemas alimentarios. Debemos traducir la ciencia en estrategias prácticas y aplicables para acelerar la adopción de tecnologías y soluciones vitales. Aquí, 5 tendencias que serán el termómetro del sector este 2024.
1.TRANSICIÓN HACIA SISTEMAS DE PRODUCCIÓN REGENERATIVOS: MUCHO MÁS QUE SECUESTRO DE CARBONO
La agricultura regenerativa ha tomado un fuerte protagonismo durante los últimos años, donde se ha enaltecido el rol de los sistemas alimentarios en la mitigación del cambio climático. Sin embargo, hoy se está marcando un cambio de tendencia interesante en el sector desde un enfoque centrado en la mitigación/captura de carbono hacia una mirada más integral y holística, generando beneficios para los sistemas productivos que van mucho más allá del secuestro de carbono.
El cambio de enfoque responde a la necesidad de contar con sistemas productivos resilientes frente a los impactos del calentamiento global. Por sobre los aumentos de emisiones de dióxido de carbono, la crisis climática está generando serios problemas en la desertificación y pérdida en la calidad de los suelos, el aumento de las temperaturas mínimas y la pérdida de biodiversidad, entre otras.
La transición entonces representa una oportunidad de avanzar hacia modelos resilientes y a la vez rentables en un escenario de cambio climático, incorporando principios basados en la naturaleza que resulten en beneficios directos para los productores, en cuanto a la capacidad para soportar olas de calor, eventos de sequía, la aparición de nuevas plagas y enfermedades, etc. La invitación es a ampliar la mirada fuera del Carbon Funnel View.
OPORTUNIDAD PARA LATAM
En las zonas productivas de Latinoamérica se está experimentando un movimiento. Muchos productores están migrando en busca de condiciones climáticas idóneas, pero la disponibilidad de nuevas tierras de cultivo es limitada y existe una fuerte competencia en el uso de suelos. La transición hacia sistemas de cultivo regenerativos permite restaurar suelos degradados, y habilitar terrenos de baja productividad agrícola como el secano costero (característicos en Chile y Perú) así como zonas con alto grado de desertificación.
2. JUNTO CON LA TRANSICIÓN… CRECE LA ADOPCIÓN DE HERRAMIENTAS DE MEDICIÓN PARA INTEGRAR CON LA CADENA DE SUMINISTRO
Cada vez se hace más urgente el poder comprender y cuantificar el impacto a nivel agronómico que van a generar los eventos extremos, así como el beneficio real de las diversas soluciones de adaptación que surgen en el mercado. En relación al punto anterior, la literatura científica es abundante en respaldar las bondades de las prácticas regenerativas, pero para los productores todavía existe una enorme brecha en la capacidad de monitorear y percibir beneficios concretos.
Compañías como Regrow, Beome Makers, Yard Stick, Cloud Agronomics y Solena están desarrollado tecnologías para desbloquear este potencial, con herramientas que combinan inteligencia artificial (IA) con imágenes satelitales, análisis metagenómicos del microbioma del suelo y mediciones in situ para hacer monitoreo de indicadores de salud de suelos y parámetros agronómicos. La aceleración en la adopción de estas herramientas puede resultar determinante en la toma de decisiones, especialmente para productores que están evaluando diferentes prácticas en sus predios y necesitan respuestas rápidas sin poner en riesgo sus rendimientos.
Y si de anticiparse se trata, California nos muestra un virtuoso ejemplo de integración de data para apoyar la toma de decisiones. La plataforma CalAgroClimate sistematiza información agrometeorológica para generar recomendaciones agronómicas locales y alertar oportunamente sobre los riesgos climáticos venideros.
3. SIGUE CRECIENDO LA PROMESA DE LOS BIOLÓGICOS
El desarrollo de productos biológicos (formulados en base a microorganismos y sus metabolitos) ha sido una de las categorías con mayor crecimiento en la industria Ag-Biotech. Un reciente estudio de mercado estimó que el mercado de biológicos llegará a $US18.5 billones para 2026 desde una base de $US10.6 en 2022. Las formulaciones de biológicos permiten el remplazo (total o parcial) de insumos agroquímicos convencionales, contribuyendo directamente a una agricultura más sustentable y eficiente en el uso de recursos.
Sin embargo, no debemos olvidar que los microorganismos son seres vivos y su eficacia como bioestimulante, biofertilizante o biocontrolador va a depender del “hogar” que deben colonizar. No son una panacea por sí solos. La efectividad de estos productos depende en gran medida de las condiciones de salud de suelos locales y, por lo mismo, es tan relevante que los productores inviertan en un manejo adecuado que entregue las condiciones idóneas para el establecimiento y sobrevivencia de esta microbiota. Estudios de la Universidad de California Davis han generado evidencia demostrando cómo se traducen estos manejos en las dinámicas del microbioma de suelos.
4. AGRICULTURA CELULAR DEJA DE SER CIENCIA FICCIÓN
La agricultura celular (bien conocida por su aplicación para el desarrollo de “carnes cultivadas”) cada día se enfila con más fuerza como una alternativa viable para el futuro abastecimiento de proteínas y otros ingredientes de origen animal a partir de sistemas de producción más sustentables. La tecnología aún no se vislumbra -al menos en un futuro cercano- como sustituto de las fuentes convencionales, pero sí como una alternativa para suplementar la creciente demanda de proteína minimizando la huella ambiental.
Ejemplo de esta tendencia es el reciente lanzamiento de la primera carrera de pregrado en agricultura celular. La apuesta de la Universidad de Tufts, en USA, es formar a una nueva generación de investigadores con alto potencial emprendedor y capacidades para generar innovaciones en este emergente mercado. En la medida que la producción de alimentos de origen celular va siendo capaz de validar la escalabilidad, sustentabilidad y competitividad de precios, nos acercamos a una realidad donde tendremos a la mano hamburguesas de laboratorio. Muy probablemente en los próximos años estos ingredientes van a complementar la oferta en la categoría “plant based”, donde se ve una tendencia hacia formulaciones “híbridas”.
Podremos ver una hamburguesa de proteína vegetal y grasas de origen animal elaboradas desde agricultura celular, esto con miras a una mejor calidad organoléptica y aceptación del consumidor, pero sobre todo para llegar al mercado con productos competitivos, considerando los altos costos que aún representan estas nuevas tecnologías de cultivo celular.
En esta emergente industria -altamente dominada por tecnologías patentadas- Singapur ha tomado la delantera en el desarrollo y salida a mercado de productos de consumo, con numerosas empresas en carrera para liderar este segmento, como Meatiply, Eat Just o Aleph Farms. Sin embargo, es interesante ver la emergencia de algunos players en Latinoamérica incursionando en este espacio, con compañías como Sticta y Luyef.
5. PROBIÓTICOS SELECTIVOS: EL FUTURO DE LOS ALIMENTOS FUNCIONALES BASADOS EN EL MICROBIOMA
¿Qué tienen en común la obesidad infantil, los trastornos metabólicos, alergias y enfermedades autoinmunes? En todos estos diagnósticos se ha visto una tendencia común de alteraciones del microbioma intestinal en las primeras etapas de la vida. La reciente comprensión de cómo el microbioma intestinal funciona como modulador de la salud, ha abierto un mundo de oportunidades para el uso de ingredientes funcionales del tipo fibras probióticas.
Uno de los grandes avances de la investigación en esta línea, ha sido la constatación de que no todos los alimentos “altos en fibra” son benéficos para la salud de la microbiota intestinal. Por el contrario, se ha aislado una línea específica de probióticos denominados oligosacáridos, los cuales permiten el crecimiento selectivo de microorganismos benéficos que modulan el equilibrio de la salud humana, previniendo procesos inflamatorios e infecciones, e inclusive favorecen la salud cerebral. Lo más interesante, es que estos ingredientes bioactivos (disponibles en nuestra primera nutrición como humanos a través de la leche materna) son abundantes en los subproductos agroindustriales, destacando el potencial de modelos de economía circular en esta tendencia.
Con países de vocación agroindustrial, Latinoamérica puede aprovechar esta oportunidad para transformar pomasas, orujos y sueros de leche -residuos que la agroindustria chilena genera en alrededor de 5 millones de toneladas anuales- en moduladores de la microbiota intestinal, apuntando a un mercado emergente de enorme crecimiento.