En muy poco tiempo esta startup logró convertirse en un “unicornio”, categoría reservada para aquellas empresas cuya valoración de mercado supera el billón de dólares. Adicionalmente, y parte de su gran éxito, fue el poder atraer a grandes celebridades como inversionistas, entre ellos: Jeff Bezos, Roger Federer y Lewis Hamilton (el piloto de Fórmula 1). Recientemente lograron incorporar a Marcos Galperin, fundador y director ejecutivo de Mercado Libre.
Hasta aquí todo estuvo “fine and dandy” como diría Forrest Gump, hasta que productores de leche vieron una amenaza en NotMilk y tomaron medidas. En diciembre de 2020, en Chile la Asociación de Productores de Leche de la Región de Los Ríos (Aproval) interpuso una demanda contra NotCo por competencia desleal, alegando que la campaña publicitaria de NotMilk contenía afirmaciones falsas o no comprobadas. Se declaraba así la “Guerra de la Leche”. Desde ese entonces ha habido múltiples instancias ante tribunales, y aún no se sabe quién saldrá ganador de esta contienda. Lo que sí está claro es que, tanto los productores de leche como quienes invirtieron en la empresa, vieron un cambio en las reglas del juego.
¿Por qué esta historia debiera interesar a nuestra industria? Por una parte podríamos pensar que es una tremenda oportunidad, ya que las materias primas que las “foodtech” como NotCo requieren son precisamente las frutas y hortalizas que producimos, ergo debieran ser buenos clientes a futuro. Sin embargo, esta mirada podría ser algo miope. Las tendencias de los consumidores en los mercados desarrollados hace bastante tiempo están claramente enfocadas en la sustentabilidad de los alimentos que consumen. A modo de ejemplo, según la FAO el consumo de carne está decayendo desde 2019 luego de décadas de grandes crecimientos. Al mismo tiempo, en países como el Reino Unido el número de veganos se ha cuadruplicado entre 2014 y 2019. La relación entre la reducción del consumo y el aumento de veganos al parecer es bastante evidente.
¿Podrían estos sucedáneos reemplazar el consumo de frutas y hortalizas frescas? Probablemente no, o tal vez sí. Este nuevo consumidor mucho más consciente del medioambiente, vegano o no, ya está empezando a exigir mayor sustentabilidad, y eventualmente se preguntará de donde viene la fruta que come en contra-estación, y de ahí está a un paso de preguntarse cuál es el impacto medioambiental de la fruta que proviene del hemisferio sur. Podría ser que esto no cambie su perspectiva, como también podría generarle un cambio radical y abrirse a consumir productos sucedáneos de fruta, cosechados localmente durante la temporada del hemisferio norte y, por ende, con una huella de carbono muy baja. La otra opción: que simplemente opte por no consumir frutas con huella de carbono muy alta. Seguramente coincidiremos en que ambos escenarios son terroríficos para nuestra industria.
Aún es temprano para saber cuándo pasará. Lo que sí sabemos es que nuestra industria debe comenzar a trabajar ahora, para definir cuál es el aporte de nuestros productos y de nuestra industria al medio ambiente.