En estos tiempos de incertidumbre y cambios rápidos, es de vital importancia que volvamos nuestra atención hacia la naturaleza y aprendamos a trabajar en armonía con ella. Fue Rudolf Steiner, filósofo y científico, quien en 1924 inició una serie de conferencias agrícolas que dieron origen a la agricultura biodinámica, una técnica que nos permite no solo producir alimentos saludables y nutritivos, sino también cultivar nuestra conexión con la tierra y con los seres que la habitan.
La biodinámica se enfoca en ver la finca como un organismo vivo y autónomo, que busca ser capaz de producir dentro de sí todo lo que necesita. Para lograr esto, se busca mantener la fertilidad de la tierra a través del uso de compost y la incorporación de preparados biodinámicos que ayudan a vitalizarla. Además, se involucran a los animales como parte integral de la finca, ya que su presencia y participación en los ciclos de producción, contribuyen al equilibrio y la salud del sistema haciéndolo realmente sostenible.
En la agricultura biodinámica, se busca trabajar en armonía con los ritmos de la naturaleza, practicando técnicas de siembra y cosecha en sintonía con los ciclos lunares y estacionales, utilizando un calendario agrícola astronómico. Esta herramienta nos permite conocer los momentos óptimos para sembrar, trasplantar, cosechar y realizar otras labores agrícolas. Al trabajar en sintonía con estos ritmos, podemos aprovechar las influencias cósmicas para mejorar la calidad y salud de nuestros cultivos. Por ejemplo, el deshierbo en fases de luna ascendente resulta beneficioso, ya que al cortar la hierba durante estas fases, se debilita más y tarda más tiempo en volver a crecer, lo que se traduce en menos ciclos de deshierbo al año. Es importante tener en cuenta que tenemos estas herramientas a nuestro alcance para utilizarlas a favor de la calidad y salud de nuestros cultivos, y así obtener alimentos más nutritivos y sanos.
Cuando trabajamos con la naturaleza en lugar de en contra de ella, podemos acceder a una sabiduría ancestral que nos permite florecer como seres humanos. Dejemos de lado las técnicas de producción en masa y volvamos a las raíces de nuestra relación con la tierra. La biodinámica nos ofrece la oportunidad de restaurar esta conexión y cultivar alimentos que no solo nutren nuestro cuerpo, sino también nuestro espíritu.
En cuanto a la certificación Demeter, es importante destacar que existen proyectos con esta certificación en más de 60 países alrededor del mundo, siendo Alemania, España, Francia y Suiza los que poseen mayor cantidad de fincas certificadas. Sin embargo, algunas fincas biodinámicas deciden no obtener esta certificación de tercera parte y prefieren la certificación participativa o la confianza directa de los consumidores, principalmente motivados por una visión espiritual de la agricultura y la producción de alimentos que nutran el espíritu humano. En estos casos, la biodinámica se convierte en una filosofía y un estilo de vida en lugar de ser solo una técnica agrícola.
En 2024 se celebrarán los 100 años del aporte de la agricultura biodinámica para la vitalidad de la tierra y los alimentos. Será una oportunidad para reflexionar sobre el camino recorrido y la importancia de seguir trabajando en armonía con la naturaleza para lograr un futuro más sostenible y próspero.