Cáscaras de sabiduría
CULTURA

Cáscaras de sabiduría

Nobleza, tiempos y costumbres obligan homenajear a la fruta como concepto y centro de cualquier banquete. Celebramos el significado de aquello que crece de un árbol y que ha cautivado a la humanidad desde antes de que la agricultura e incluso antes que sus rudimentos pudieran asentarse en un mismo terruño. Antes de la aldea, antes de esas primeras cosechas. Las frutas y sus semillas son viajes alambicados y simbólicos de un nacer y renacer, es el relato mismo de la vida. De esta dualidad de la muerte, una alternancia entre el misterio de lo subterráneo y la vida a plena luz, en constante ciclo. Estos libros homenajean ese viaje, con sus historias, con la etiqueta y la gestualidad de llevar alimentos a la mesa y además con su indiscutible poder sensorial. Ese que nos envuelve con una magia invisible, pero presente. Este concentrado mutivitamínico incluye moléculas deleitosas, historias para contarle a los nietos y anécdotas para engalanar cualquier velada junto a una mesa. La mesa está servida.


Por Rodrigo Martínez Espinoza

Manzanita, manzanita

Fruta de ciencia, magia y revelación. Estamos en presencia de un fruto asociado al conocimiento y el deleite de los sentidos. Sus historias nos llevan desde la Manzana de la Discordia, hasta las manzanas de oro del jardín de las Hespérides. Desde el árbol de la vida y de la tentación al símbolo de la tecnología o el sello disquero de The Beatles. Su poder simbólico procede, según los estudiosos, de esa estrella que su taxonomía vegetal nos permite ver en un corte transversal/ horizontal y nos revela cinco puntas que protegen a sus semillas. Símbolo de juventud, renovación y perpetuo frescor como recoge la mitología escandinava. La lectura religiosa occidental nos traslada al dilema entre la elección y la tentación del conocimiento.

La encrucijada humana entre la espiritualidad y lo terrenal. Este libro breve, aunque contundente, es un informado compendio de curiosidades, poemas, cuentos, variedades, curiosidades, recetas, relatos, datos históricos y científicos con respecto al más polifacético y global de los frutos. Se enmarca dentro de una serie editorial desarrollada pensando en los más pequeños, pero con información útil para todos en casa. De su lectura surgen datos y temas acerca de las manzanas podridas, la mencionada manzana de la discordia, el cuento de Guillermo Tell, y la famosa manzana que cae en la cabeza de Isaac Newton o la historia de Johnny Appleseed. El texto es de lectura simple y simpática y se sumerge en las distintas variedades del fruto, en sus indiscutibles beneficios para la salud, sus propiedades, sus etapas de crecimiento, su carga poética.

El libro repasa la construcción de frases célebres, mitos griegos y religiosos. Además, hay mención a famosas recetas que la incluyen, las distintas maneras en que llega a nuestro cuerpo. Hay igualmente datos curiosos como su oxidación, su capacidad de flotar en un cubo lleno de agua, además de un largo y entretenido etcétera. El libro será divertido para compartir en familia, quizás intentar preparar un kuchen, una tarte tatin, puré, jugo o, por qué no, sidra.

Una Manzana con Historia, Osvaldo Schencke y Cecilia Beuchat, con ilustraciones de Carlos Denis. Editorial Zig-Zag. Precio de referencia: US$ 5.

Algo tan humano como una cena

El texto que nos presenta la académica chilena Ana María Maza, desde una grada antropológica nos conecta con usos costumbres y significados de la manifestación social y tan humana de sentarse a la mesa para alimentarse. El lenguaje es preciso y sin tecnicismos que enajenan al lector neófito de su sustancia. Como buena medievalista, la autora chilena concentra su trabajo en banquetes y festines desde la Antigüedad hasta la Edad Media. Una mirada salpimentada de erudición histórica, con palabras que trasladan al lector.

La documentación de la autora inicia el viaje argumentativo desde ese momento que la propuesta considera trascendental para el desarrollo de la humanidad: cuando los primeros homínidos incorporan las carnes a su alimentación. Las recetas (las hay, como una para comer como en la Sumeria de Hamurabi, sí pues) y modos de cocinar de las culturas de Egipto, Grecia y Roma se dan cita en las primeras páginas de esta publicación.

El viaje alimenticio de la humanidad va incorporando a la canasta nuevos elementos e ingredientes a la mesa y cada cultura con su saber-hacer y su geografía va añadiendo a la receta de la alimentación humana semillas, cereales, aceites, el hallazgo bondadoso del pan (casi por defecto también el de la cerveza) y –en el camino- la despensa se fue complejizando, así como las costumbres y los usos de ingredientes y utensilios. Claramente, ya no estamos en un banquete celebrado en el siglo XV donde como recoge el texto: los alimentos altos (aves y frutas) eran destinados a comensales de mayor valía, nobleza o alcurnia mientras que los alimentos destinados a vasallos provenía directamente del suelo.

Codornices y ciruelas. Manzanas y faisán para algunos. De papas fritas a ellos, mejor ni hablarles, todavía no. Lectura sabrosa, alimento para el alma y el seso. Este tipo de aventuras académicas nos transportan con erudición y pedagogía hacia valorar y conocer gestos y manifestaciones cotidianas que han ido perdiendo su simbolismo y nos hace cuestionarnos si vivimos como comemos o comemos como vivimos. Parece que la nueva consigna nos devuelve a un viejo lujo llamado tiempo. Esa palabra que brilla más que nunca ahora, llamémosla pausa. De momento.

El Jardín de las Delicias, Ana María Maza Sancho. Editorial Crítica / Planeta Chile. Precio de referencia: US$ 18.

Una guía para narices curiosas

Nada huele mal. El autor es un prestigioso investigador de la alimentación y es quien nos da la bienvenida a un exhaustivo paseo por lo que se conoce como el osmocosmos, el mundo que se arremolina justo debajo de nuestra nariz. Pero, antes de zambullirnos en los olores del mundo, el autor nos invita a empezar por casa, esas sensaciones ancladas en nuestra propia cabeza.

Este “puñado” de moléculas concretas, con nombres alambicados (pero, que prontamente se nos hacen familiares) nos sirven para advertir presencias de por ejemplo frutillas, el perfume de mamá, humo del incendio, pan recién hecho. Moléculas que van y vienen, que nos entregan la información necesaria sobre lo que nos circunda. La publicación también celebra la creatividad del reino vegetal y aromas frescos, maderosos, florales y afrutados. Se trata de una guía de más de 800 páginas que se pueden recorrer de manera casual y también está repleta de contenido científico que se puede leer de modo lineal.

No está organizada por olores, sino por los objetos corrientes de nuestro mundo que los emiten. El propio autor nos conmina a ir directamente a los olores (llamémosle aromas, por favor) que más gusten (o disgusten) y la propuesta es revisar los capítulos sobre los olores que le resulten más nuevos o incluso repulsivos. Si termina ariscando la nariz, revise -¡por favor!- la sección dedicada a los aromas más atractivos para el ser humano en cuanto a perfumes, comidas y bebidas.

Aromas del Mundo. Una guía para narices inquietas, Harold McGee. Editorial Debate. Precio de referencia: US$ 22.