En Chile, la temporada recién pasada fue definida como la más desastrosa de los últimos años. Efectos externos como el Covid-19 en China, la Guerra Ucrania/ Rusia, atraso de embarques desde Perú, fueron alterando el normal desarrollo de la misma.
A esto debemos sumar la gran concentración de fruta al final del verano chileno, con un volumen importante a partir de la semana 9, problemas en los espacios navieros, irregular carga en los puertos chilenos, largas esperas al momento de cargar y mayores tiempos de tránsito por el desvío de la fruta a otros puntos de carga, todos elementos en contra de la regla de oro de la postcosecha que es el menor tiempo para llegar a destino.
En EE.UU., uno de los principales destinos de las uvas chilenas y peruanas, se agregaron otras trabas al proceso por la alta congestión para descargar, poco espacio para acopiar la fruta, esperas largas para fumigar, y un lento movimiento de la fruta hacia los puntos de venta.
Todo lo descrito terminó con uvas «cansadas», deshidratadas y con problemas de condición importantes, que produjeron mermas, que significaron un costo adicional que debieron pagar los productores, incluso, por botar la fruta.
A modo de ejemplo, una venta de US$ 22 la temporada pasada, tenía un descuento de US$8 llegando al productor un FOB aproximados de US$ 14. Este año esa misma venta tuvo un descuento de al menos US$ 2 a US$ 3 adicionales por concepto de comisión, flete naviero y gastos en destino. Es decir, el nuevo valor FOB correspondió a US$ 12.
Si bien es difícil evaluar las pérdidas en términos monetarios hoy, sí sabemos que en EE.UU. al menos se botaron 4 millones de cajas, más todas las que se quedaron sin exportar en Chile, las que sumaron alrededor de 5 millones.
La mayor oferta de uvas desde Chile está compuesta por Red Globe, Crimson y Thompson Seedless dentro de las tradicionales, y Timco en las nuevas variedades. Red Globe ha perdido espacio, ya que, al ser una variedad con semilla, no está dentro de las tendencias del mundo. Según la estimación realizada por el comité de uva de mesa liderado por la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile (ASOEX), esta variedad experimentaría una disminución cercana al 19%, lo que significa bajar de 15 millones aproximadamente a 12 millones trecientas mil cajas para la temporada 22/23.
Crimson está siendo desplazada por variedades rojas tardías altamente productivas y sin mayores problemas para desarrollar color. En el caso de Thompson existía un nicho en la comercialización para fruta de guarda, donde alcanzaba altos retornos. Sin embargo, con los aumentos de oferta de uvas verdes de cosecha tardía, ese espacio ha desaparecido. A pesar de la baja experimentada por THS, se estima que las variedades verdes aumentarán en un 12% respecto de la temporada 21/22.
Por lo tanto, Chile debe rápidamente ordenar su oferta semanal y optar por variedades más exitosas y fáciles de producir, y sobre todo orientar sus esfuerzos productivos a que el producto logrado, independiente de la variedad, sea de primera calidad y condición, homogéneo, sano, sustentable, es decir, un producto final confiable.
En el caso de Perú el recambio varietal ha sido más rápido, con un 62% de su producción en variedades patentadas, respecto de Chile que solo cuenta con un 43%. Otra diferencia con Perú es el componente varietal, donde la oferta de nuevas variedades corresponde a verdes como Sweet Globe con 12 millones de cajas, mientras que en el caso chileno son las variedades rojas Timco (5 millones) y Allison (3,6 millones) las con mayor oferta.
En cuanto a la evolución de la temporada recién pasada, en Chile hay que separarla en dos tramos, ya que las diferencias en ventas fueron muy marcadas. Al inicio, con Copiapó comenzando los embarques, la situación era de una demanda por uvas mayor a la oferta en el mercado en ese momento, por lo que los precios acompañaron los envíos desde Chile, sin mayores problemas en la operación de cargar las naves y conseguir espacios navieros. Esto dio una oportunidad de lograr buenas ventas, aunque con costos más altos para variedades como Superior y las THS tempranas. Lo complejo es que solo un 28% del total de la producción de Chile logró embarcar hasta la semana 6, después de ésta se produjo el quiebre en los resultados. El 58% de los volúmenes exportados se concentraron entre la semana 7 a la 12 y un 18% fue embarcado post marketing. Esta situación se viene repitiendo desde hace varias temporadas, lo que se ha marcado aún más con el recambio varietal.
En el caso de Perú el recambio varietal ha sido más rápido, con un 62% de su producción en variedades patentadas, respecto de Chile que solo cuenta con un 43%.
En la comercialización de cualquier producto, se cumple la ley de oferta y demanda, por lo que podemos esperar que, mientras los volúmenes semanales de la fruta temprana chilena provenientes de la tercera, cuarta, y parte de la quinta región, se mantengan, no debieran tener resultados negativos como los que golpearon en la zona centro sur. Además, las lluvias presentes en el Hemisferio Norte durante la cosecha, así como las altas temperaturas, pueden disminuir la capacidad de guarda de la fruta, afectando la cantidad destinada a este propósito en EE.UU., lo que puede significar estar con los stock más limpios para los envíos tempranos desde Chile.
LO EXTERNO QUE AFECTA EL INTERNO
Las uvas y, en general, la actividad económica enfrentan una situación compleja esta temporada. El panorama mundial no es el más optimista, por lo tanto, hay muchos factores en juego que no dependen de las decisiones del productor en el campo.
Los problemas de logística afectaron a todos los países productores de uva de mesa. En el Hemisferio Sur, los mismos problemas que debió soportar Chile, agravados por la fumigación con bromuro de metilo que se aplica al entrar a EE.UU., afectaron a Sudáfrica. Este país, que si bien no compite tanto con Chile como sí lo hace crecientemente Perú, se vio muy afectado. Con un volumen de 42,6 millones de cajas (base 8,2 Kg), está en una oferta relativamente estable. Su porcentaje de recambio es mayor que el de Chile y Perú, pero su mercado principal es Europa (75,7% de su oferta va a al Reino Unido y a la EU), en el período en que Chile mira mayormente a EE.UU. El mismo fenómeno se repite hoy para California, Chile y Sudáfrica: La rentabilidad del cultivo se ha reducido a niveles límites. En estas tres realidades, se habla del aumento de costos y de supervivencia.
Sin embargo, sí nos debemos hacer cargo de mejorar aquellos aspectos que influyen directamente en preparar y conservar el producto lo más fresco y atractivo en el tiempo. El mensaje para los productores esta temporada es: condición de fruta.
En términos logísticos, hay poco qué hacer y se debe seguir pensando que la fruta estará expuesta a mucho más tiempo del que quisiéramos, desde la cosecha a la llegada a los mercados, es decir, lograr racimos con escobajos robustos, de piel firme, sin piel suelta producto de enfermedades. La temporada que acaba de terminar, en muchos casos, significó tiempos de 45 a 55 días a Europa, entre el embalaje a la llegada. Si no se prepara un manejo de pre y post cosecha tomando en cuenta todas las falencias, no se lograrán dar vuelta los resultados.
Para esto se debe pensar en toda la cadena – desde el huerto a la venta -, ya que la fruta será maltratada por factores ajenos a la relación con los compradores. Hoy los supermercados son intolerantes a problemas de condición. Es muy difícil pronosticar ventas en Europa, ya que no se llevan estadísticas de la forma en que se hace en Chile, Perú, o Sudáfrica, donde sí podemos tener información acerca de los peak de envíos y los atochamientos que afectan los precios, lo que significa que el stock debe ser consumido en no menos de 4 a 5 semanas y para esto la fruta debe estar preparada.
Cada rechazo lleva al productor a quedar al margen de su negocio, por lo que se debe trabajar solo aquellos huertos competitivos en producción y calidad/condición.
CONSUMIDORES Y SUS EXIGENCIAS
Es un hecho que hoy los consumidores solo están dispuestos a pagar por un producto premium. El mundo sigue bajo amenaza de recesión económica, principalmente afectando a Europa donde las cifras indican que el PIB se contraerá un 0,4%, y el consumo de frutas y hortalizas ha decaído 10% respecto de 2019.
La sequía no da tregua y Chile está en un momento de bonanza muy puntual, por lo que aquellos huertos que no van al 100% y están consumiendo de este vital recurso deben ser sacados de la ecuación productiva en favor de aquellos que logren un mejor producto. El factor hídrico ya produjo una adecuación en la zona norte respecto de las hectáreas factibles de producir, por lo que el próximo ajuste vendrá dado por el capital de trabajo, el que debe estar enfocado solo a aquellas unidades donde se logre rentabilidad.
Por otra parte, invertir en plantar una hectárea en Chile demanda no menos de US$ 50.000 hasta llegar a cosechar las primeras cajas. Perú en este sentido presenta ventajas, ya que, por su clima, las plantas se desarrollan muy rápido y se logra recuperar el capital invertido con mayor anticipación.
Este año se ha especulado mucho acerca de cuál será realmente el volumen de cajas producidas por Chile, sin embargo, las tendencias de acuerdo a las hectáreas por región y variedades presentes indican que esta cifra no debiera bajar de los 70 millones de cajas, lo que significará perder el primer lugar como exportador de uvas de mesa, ya que Perú sigue creciendo y su estimación para este año superará lo estimado en Chile.
La temporada en Perú se inició con temperaturas más bien bajas, en general en el norte la toma de grados Brix viene lenta y eso puede llevar a concentrar las cosechas, es decir, con una ventana más corta y con un peak más alto. Hacia el sur las primeras cosechas con parrones bajo plástico empiezan en aproximadamente tres semanas, con muy buena oferta de racimos y de buena calidad. El frío del invierno aún se siente, pero contribuyó a contar con un inflorescencias bien conformadas. Según los técnicos y asesores en Perú , estas temporadas más frías, los ciclos ocurren más pausados y eso lleva a terminar con fruta de mejor calidad.
Las proyecciones del Fondo Monetario internacional (FMI) apuntan a una importante desaceleración en 2023, con riesgos elevados de recesión global. Proyecta un crecimiento mundial de 2,7% para el próximo año, en comparación al 3,2% previsto para 2022. EE.UU. y Europa mostrarían un menor dinamismo con un crecimiento de 1,0% y 0,5%, respectivamente para 2023.
Por otra parte, 8 de cada 10 consumidores informaron estar pagando entre 1 a 24% más por verduras y frutas este año. El 36% prefiere comprar productos más sanos, pero el 30% compra lo que puede pagar. El 15% asegura que a menudo las frutas y verduras son muy caras para su presupuesto. Solo con promociones son capaces de comprar más.
Por lo tanto, este último punto es clave para incentivar el consumo de uva de mesa esta temporada, pero debe ir de la mano de buena calidad, condición y resaltar los aspectos del producto.
Todo lo anterior exige un buen manejo de la información, planificación, y estrategias de producción sustentables, para que siga siendo la tercera especie de fruta más demandada por los mercados.