En octubre de este año nos dejó don Víctor Moller Schiavetti, fundador de la empresa exportadora Hortifrut y, sin duda, el monarca indiscutido de los berries. Su contribución a la industria chilena y mundial es incalculable. Fue el pionero en abrir camino a la exportación de berries desde Chile a EE.UU., Europa y Asia. Pero su genialidad no quedó solo en la apertura de los mercados, estuvo en darle solución al desafío de cómo poder mantener una oficina comercial todo el año, sabiendo que solo podía abastecerla unos meses desde Chile. ¿Cuál fue la solución original en un mercado tan competitivo? La asociatividad. Entendió que no podía ser el único con el mismo desafío. Se reunió, entonces, con la asociación de productores de arándanos de Michigan y los productores de frutillas de California y les planteó que debían trabajar juntos. “La unión hace la fuerza”. Esta alianza les permitió generar una plataforma que trabajara las 52 semanas del año, distribuyendo berries en Norteamérica, y de paso, establecer una marca común para el consumidor final. El resto es historia…
En 2006 nacía Yentzen Consulting, y el destino quiso que nuestro primer cliente fuera precisamente Hortifrut. Era un Hortifrut “chiquito” en ese entonces, pero ya se destacaba por su equipo y por la personalidad magnética de don Víctor. Tuve la suerte de pasar mucho tiempo en esas oficinas, verme expuesto a su “alegre y entusiasmante” energía y siempre repitiéndonos: “Todos los berries, a todo el mundo, todos los días”. Fueron pasando los años y siempre seguí relacionado a la empresa de una manera u otra: una amistad y un cariño mutuo permaneció a lo largo de los años. Fue así como me tocó estar vinculado a los momentos más relevantes de la empresa y de don Víctor, tales como: participar de las actividades para salida a la bolsa de comercio; ser el primer medio en publicar el anuncio de la unión de Hortifrut con Vitalberry; acompañarlo cuando recibió el premio “Marketer of The Year” que entrega la Produce Marketing Association (PMA); la posterior fusión con Talsa; y muchas oportunidades y coincidencias más que me dio la vida.
Al igual que con Isabel II, la partida de don Víctor también marca el fin de un ciclo. Conlleva lo triste de un duelo, pero que se aminora al saber que su huella seguirá impactando a las próximas generaciones… “Lo que somos en esta vida tiene su eco en la eternidad”. No me cabe duda que así será.