Si tuviéramos que resumir en un párrafo la carrera de María de los Ángeles Undurraga partiríamos contando que es ingeniera comercial con magister en finanzas de la Universidad Adolfo Ibáñez. Además, es graduada de Singularity University, y en el ámbito público ha trabajado en la Corporación de Fomento de la Producción de Chile (Corfo) y la Fundación Chile. Como parte de su experiencia en el sector privado es socia fundadora de Mujeres del Pacífico, integrando una amplia experiencia en sustentabilidad, innovación y emprendimiento en sectores estratégicos para el país y desde hace dos años tomó el desafío de ser parte de RaboFinance dentro de Rabobank Group.
La banca especializada para la industria alimentaria está presente en más de 40 países y funciona como un banco cooperativo que busca ser un socio líder de sus clientes en el desarrollo de las cadenas agroalimentarias ofreciendo soluciones financieras sostenibles, compartiendo su conocimiento, conectando sus redes, fomentando la innovación e impulsando la transformación “para crecer en un mundo mejor juntos”.
Ángeles Undurraga juega un papel clave dentro de la misión. El ser Senior Sustainability Officer para Chile y Perú de RaboFinance le permite estar a cargo de los temas de sustentabilidad para ambos países. “Como parte del grupo de empresas de Rabobank, la sustentabilidad es un tema central y es parte de nuestra misión desde los inicios”, comenta.
Rabobank, según cuenta la ejecutiva, nació como una cooperativa de agricultores para ayudar a otros agricultores, y el tema del cooperativismo ha sido fundamental para transitar hacia un mundo mejor junto a sus clientes, bajo la premisa de su misión: “Growing a better world together”. “Esto implica no solo una responsabilidad en cuanto al impacto que tiene el banco, sino también en la responsabilidad que tenemos con nuestros clientes. Por lo mismo, parte de mi rol tiene que ver con apoyar en la transición de sistemas de producción alimentaria más sustentables, lo que se traduce en el desarrollo de créditos sustentables, buscar alianzas estratégicas que nos permitan aportar en temas de sustentabilidad en la agroindustria, entre otras cosas”.
“El sector se ha hecho muy atractivo, pero hay que entender a la industria, porque también es un sector muy sensible a precios, mano de obra, eventos climáticos, entre otros”.
SUSTENTABILIDAD COMO ESTRATEGIA DE NEGOCIO
Ángeles Undurraga desde Rabobank tiene una visión global de cómo se está moviendo el sector agrícola a nivel mundial. Asegura que, dentro del sector agro alimenticio, “los clientes están sobre el promedio. Esto responde en primer lugar a la necesidad de tener muchas certificaciones que les permiten exportar a los mercados de destino”.
Sin embargo, hay un tema apremiante: El efecto del cambio climático que está afectando directamente a la industria. “Está impactando fuertemente al sector, por ejemplo, con temas como la sequía que, si bien se han masificado soluciones como la tecnologización de riego que ha ayudado mucho y que es un gran avance con respecto a otros países, hay que continuar incorporando nuevas tecnologías y prácticas más naturales y sustentables. Hay empresas que ya han entendido el mensaje y están avanzando, pero todavía hay oportunidades para crecer en esto. Es crucial comprender la sustentabilidad como una estrategia de negocio con foco en la optimización de recursos, ya sea a través de ahorro, disminución de impacto, mediciones, entre otros”, comenta.
Sumado a la sustentabilidad, la Senior Sustainability Officer explica que hay otro factor que está operando sobre todo en la Unión Europea y es que están subiendo sus estándares de producción, enfocándose en disminuir la huella de carbono, huella hídrica, desperdicios, energía renovable, entre otros, lo que se traduce en nuevos estándares por parte de los recibidores de afuera, lo que hace que más agricultores tengan interés por incorporar la sustentabilidad en su estrategia de negocios.
“En Europa a través del EU GreenDeal y la estrategia F2F (Farm to Fork) se identifican metas claras de reducción de uso de fertilizantes, antibióticos, pesticidas, fomento a la producción orgánica, manejo de residuos, packaging, entre otros”, asegura la ingeniera. Con esto, se impulsa la producción de alimentos bajos en huella de carbono y huella hídrica. “Hay un foco muy importante en temas de trazabilidad. Hay una serie de anuncios que pueden ser abrumadores, pero a la vez son alentadores, porque los desafíos pueden ser oportunidades. Lo importante es entender que la sustentabilidad hoy debe estar en las estrategias de negocios y hay que ir priorizando para poder avanzar”, agrega.
El cambio es inminente. Undurraga comenta que la agricultura es responsable de un tercio de las emisiones de gases efecto invernadero en el mundo y esto ya ha repercutido en distintas esferas. Dice que hoy no solo el consumidor ha cambiado buscando productos sanos, con menos impacto, sino que también las empresas tienen que cumplir ciertos requerimientos para operar. Los consumidores, cada vez más exigentes, están atentos a cómo las empresas están produciendo los alimentos, lo que hace que éstas adopten mejoras en sus procesos. Por otro lado, cuenta, que las personas también buscan trabajar en estas empresas que están funcionando de forma más responsable. “Existe una fuga de talentos del campo a la ciudad y falta la sucesión en muchas empresas agrícolas, lo que se podría mitigar con empresas que busquen el triple impacto (social, económico y ambiental), que sean más atractivas para retener talentos o para la incorporación laboral. Finalmente, están las medidas legislativas que están tomando los países al respecto. Cuando lleguemos a este punto, ya no solo se buscará premiar a los que oferten alimentos orgánicos o más sanos. Aquí nos exponemos a quedar fuera de mercado si no se actualizan las medidas medioambientales y sociales”, dice.
Parte de la solución está en la innovación. Undurraga cuenta que las tecnologías de agricultura de precisión son las que permiten optimizar el uso de recursos, así como también medir para una mejor toma de decisiones respecto a los factores que inciden en la cadena de producción y, cómo esta cadena está influyendo en el medio ambiente. El internet de las cosas está permitiendo tener climas para la producción más controlada y eficiente en recursos. Para la profesional, la robótica está avanzando en temas de cosechas de distintas frutas. Todo lo anterior va a permitir una industria más sustentable. “La tecnología también continuará siendo un aliado de la banca, para poder tener más información acerca de nuestros clientes y poder apoyarlos con productos que respondan sus necesidades”, afirma.
“Es imposible abarcar todo, pero hay que construir empresas resilientes a todos estos cambios, que los entiendan, sopesen y que tomen medidas al respecto”.
EL AGRO Y LA BANCA
Durante la pandemia el agro fue una de las industrias que se mantuvo fuerte y que no detuvo su producción y es el sector que produce el alimento del mundo en medio de una población creciente, por lo tanto, es necesario producir más alimentos de forma responsable. Para Undurraga “estamos muy enfocados en seguir apoyando a los agricultores para que crezcan y se desarrollen, pero sin olvidar la resiliencia y la sustentabilidad de sus negocios. Una parte importante del negocio está puesto en impulsar los créditos verdes y sustentables como una forma habitual de hacer negocios”. Y da como ejemplo: “Para nosotros (el agro) siempre ha sido un sector muy atractivo y al cual agregamos valor. Chile es líder en exportaciones de cerezas, uva de mesa y salmón. Mantenemos puestos importantes en arándanos, paltas y otras frutas. Tenemos una naturaleza y clima privilegiado, lo que hace que el sector sea muy importante para la economía. Frente a esto, el sector se ha hecho muy atractivo, pero hay que entender a la industria, porque también es un sector muy sensible a precios, mano de obra, eventos climáticos, entre otros.”
Respecto a cómo puede apoyar la banca, Undurraga comenta que es de vital importancia ser socios estratégicos en estos temas. La banca financia esta industria por lo que debe existir responsabilidad en poner los incentivos para que ésta y, todas las otras industrias, tengan un desarrollo sustentable. “En RaboFinance aplicamos evaluaciones de sustentabilidad a los clientes, diseñamos programas para apoyarlos en transitar a una cadena alimenticia sustentable. Entendemos que no todos los bancos tienen una estructura que les permita lo anterior, pero sin duda hay una serie de financiamientos verdes y sustentables que pueden crear más incentivos para que la agroindustria se mueva en esta dirección”, explica.
Sin embargo, hay un nuevo factor que se ha hecho presente y que hay que considerar en las inversiones: El cambio climático. Este “se ha convertido en una nueva variable de riesgo que debemos analizar y estar atentos a cómo el sector toma las medidas para mitigar el impacto. Es importante entender que las condiciones están muy cambiantes y tenemos que encontrar la forma de prepararnos para los escenarios que se puedan presentar. Es imposible abarcar todo, pero hay que construir empresas resilientes a todos estos cambios, que los entiendan, sopesen y que tomen medidas al respecto”, comenta.
Una de las formas en que el agro se puede preparar para los posibles cambios venideros con el cambio climático es tener una estrategia de sustentabilidad, sugiere Undurraga. “Es un buen comienzo, porque la sustentabilidad, la economía circular preparan mejor a las compañías para escenarios adversos y con mayor optimización de recursos. Algo que se debe entender muy bien es que la naturaleza, la biodiversidad es el recurso más importante de todos, si la cuidamos este responde. Está comprobado que los campos con mayor biodiversidad tienen tasas más altas de retención y captura de carbono, al mismo tiempo que mantienen más humedad. Desde este punto de vista, RaboFinance está trabajando por apoyar a sus clientes frente a todos estos nuevos escenarios y, la sustentabilidad y el cambio climático tienen un rol central”.
Actualmente y a raíz de la crisis climática se discute a nivel político-económico cómo generar una economía que sea sustentable. Para Ángeles Undurraga, desde el punto de vista de la banca, “debemos ser capaces de crear una economía sustentable y circular, no hay otra opción. Pero esto, tiene que ser un esfuerzo de todos los actores del mercado. Debemos situar los incentivos y el acompañamiento necesario para que las empresas que financiamos sigan creciendo en sustentabilidad. Los créditos verdes y sustentables son un excelente ejemplo en dónde se premia a las empresas que han decidido iniciar un camino hacia prácticas más sustentables, con indicadores claros, monitoreables y reportables a fin de cada año”.
Y agrega que “los mercados están cambiando, la legislación también y esto es una tendencia. Las empresas tendrán que ser responsables de sus emisiones y el impacto que generan en la naturaleza. En esta línea, el primer paso es revisar el ciclo de vida de nuestros productos y ver dónde podemos hacer cambios para generar ahorros, disminuir impacto, reemplazar procesos, entre otros. Por ejemplo, la migración a energías renovables, la reducción de residuos y deshechos, la subvaloración de residuos. Según McKinsey se espera que la industria de economía circular genere 100 mil nuevos puestos de trabajo de aquí a 5 años y que llegue a alcanzar trillones de dólares al año. En Holanda y Australia, Rabobank ha impulsado programas de economía circular con nuestros clientes”.
Por otra parte, se están generando una serie de instrumentos como bonos de carbono, que van a ayudar a completar un proceso de mitigar los impactos y van a generar nuevos negocios y mercados. “En Rabobank tenemos un proyecto denominado Acorn en dónde pequeños agricultores siembran árboles en sus campos en África y el secuestro de carbono consecuencia de lo anterior se convierte en un bono que es comercializado en el mercado. En este caso, Microsoft está comprando estos bonos para mitigar su impacto. En un futuro cercano todas las empresas tendrán que responder por su impacto y la agricultura puede tener un rol primordial en esto. Esto es una gran oportunidad para la agricultura, porque nos abre nuevas líneas de negocios”, concluye.