“Hagamos un resumen de lo que pasó”, dice Luis Schmidt -al otro lado del teléfono, con 12 horas de diferencia con Chile-, ex presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura y embajador político de Chile en la República Popular China entre 2010 y 2014 y desde 2018 a la fecha.
Schmidt lo recuerda todo con claridad, como si lo tuviera anotado en una bitácora. La situación se produjo el día 21 de enero del 2021 en la ciudad de Wuxi, que está en la provincia de Jiangsu, muy cerca de la ciudad de Shanghái, un puerto donde año a año llegan grandes volúmenes de cerezas chilenas. Ese día se rumoreó que un grupo de prevención y de control de enfermedades del distrito de Yianxing -que es un distrito pequeño de la ciudad de Wuxi y que es un organismo dependiente del gobierno municipal-, habría dicho que se habrían encontrado cerezas, sin especificar su origen, con trazas de Covid-19.
“Fue una noticia inesperada que se produjo en el momento pick de la temporada en momentos que necesitábamos vender un volumen considerable dada la cercanía a la fiesta de Año Nuevo chino, celebración que estaba a menos de 3 semanas de comenzar”, recuerda Cristián Tagle, presidente de Asoex y gerente comercial de Lo Garcés.
Pero dos días después empezó a desmentirse el tema, recuerda el embajador. “Esto fue un incendio porque en China, a esas alturas del partido, ya no había coronavirus y, por lo tanto, que estuvieran llegando frutas importadas desde afuera en cajas de cereza causó un hondo impacto. Primero en las redes sociales esto se distribuyó de manera inmediata y lo que hizo fue paralizar la venta de cerezas chilenas que estaban en ese momento en pleno apogeo. Lo primero que hizo la embajada fue conectarse con las autoridades que tienen que ver con estos temas, entre ellos la aduana de China, que es la que toma las medidas de suspensión o de detección de este tipo de situaciones, y la aduana nos contactó de manera inmediata. ‘Mira, en realidad, nosotros hemos hecho muchos exámenes a las cerezas chilenas y no hemos descubierto nada. Hubiéramos sido los primeros en referirnos a este tema’, me dijeron. Por lo tanto, yo inmediatamente tomé contacto con las autoridades de Wuxi y con la gente de la provincia de Jiangsu, y me dijeron que no era tan claro si eran cerezas chilenas o de otra parte, supuestamente tenían que ser chilenas porque en esa fecha la mayor cantidad de cerezas tienen ese origen, prácticamente no hay competencia. Una cantidad muy minoritaria de cerezas son australianas, de la zona de Tasmania, pero son muy poquitas, ahora ha entrado un poco Argentina pero también era muy poca la cantidad y la gente asoció rápidamente esto con Chile. Eso obviamente hizo un daño enorme a la industria, a los importadores y productores chilenos, porque paralizó durante tres o cuatro días”, recuerda el embajador.
A lo anterior, Cristián Tagle agrega que “no hubo ninguna detección oficial de Covid-19 en cajas de cerezas chilenas reportada por la autoridad China, todo lo que ocurrió fue debido a las publicaciones en redes sociales, resaltando que no existía riesgo alguno de contraer la enfermedad a través del consumo de fruta frescas”.
La paralización de las exportaciones fue un momento complejo. Se creó un “comité de crisis” en Santiago de Chile liderado por el Comité de Cerezas, que tomó de inmediato cartas en el asunto. “Estuvimos muy coordinados en China, con reuniones diarias con las agencias de marketing, redes sociales, promoción en puntos de ventas, e-commerce, relaciones públicas para enfrentar la situación, e ir mejorando el sentimiento negativo que hubo hacia las cerezas en las primeras horas. Hubo un monitoreo permanente de la evolución del mercado en todas sus dimensiones, toma de decisiones rápidas y ejecución efectiva en los distintos medios o canales”, cuenta Tagle respecto a las medidas que se tomaron desde la Asociación de Exportadores.
“Fuimos muy cautos y nos pusimos a disposición del Comité de Cerezas de Asoex. La verdad es que fuimos bien respetuosos de los canales, ya que ellos son los especialistas y nosotros somos parte del comité. Los escuchamos y seguimos sus indicaciones, qué era lo que teníamos que hacer en esta temporada, para así actuar de manera gremial”, agrega René Wünkhaus, socio de Cherry Group Export.
Incluso aparecieron teorías como la de Osvaldo Rosales, ex director de Relaciones Económicas de la Cancillería y autor del libro “El sueño chino”, quién planteó la posibilidad de que podría deberse a una “represalia” de China ante el supuesto alineamiento de Chile con Estados Unidos, a lo que el canciller Andrés Allamand salió al paso diciendo que el gobierno negaba que existiera dicha situación por parte de Beijing, ni que se relacionara con la decisión de Chile -y de otros países de la región- de optar por un cable submarino por Australia para conectar Sudamérica con Asia.
Independiente de lo que se hablara tras lo ocurrido, mientras ocurría la crisis, el embajador Schmidt se preocupó de entregar noticias tranquilizadoras al plantear que las cerezas chilenas no tenían Covid-19 y que era muy difícil que lo pudieran tener, porque no tenían cadena de frío.
Simultáneamente, a los esfuerzos diplomáticos se dejaban ver las repercusiones de los esfuerzos de la Asoex: Una de las estrategias fue contratar a influencers chinos que, a diferencia de los chilenos – que pueden tener de 10 mil a 15 mil seguidores- pueden tener de 30 a 100 millones de seguidores.
“El gobierno chino también nos ayudó bastante”, acota Wünkhaus. “Le dedicó varios minutos a la noticia en los canales de televisión diciendo que no había riesgo. Este es un negocio importante que mueve la economía tanto en Chile como en China, da trabajo, se usa mucha mano de obra tanto acá como allá, está el tema del transporte, los impuestos. En dos meses se mueven 70 millones de cajas y US$ 2.100 millones. Entonces es un negocio importante para todos. Cerca del 9% de eso se lo quedan los chinos en impuestos”, agrega.
Una mirada similar tiene José Antonio Benavente de Exportadora Nova Terra. Sin embargo, es menos optimista al recordar un caso similar que ocurrió décadas atrás: Las uvas con cianuro en EE.UU. “El gobierno chino nos apoyó inmediatamente al afirmar que las cerezas no tenían Covid-19, pero el daño fue inevitable. Yo llevo un buen tiempo en la fruta, casi 30 años, y cuando pasó lo del cianuro nadie más quería comprar uvas, se botó la uva. Y el gobierno de ese tiempo apoyó fuerte a los agricultores y exportadores, y pagó un valor por caja”.
Simultáneamente, a los esfuerzos diplomáticos se dejaban ver las repercusiones de los esfuerzos de la Asoex: Una de las estrategias fue contratar a influencers chinos que, a diferencia de los chilenos – que pueden tener de 10 mil a 15 mil seguidores- pueden tener de 30 a 100 millones de seguidores.
A diferencia de lo que ocurrió en los 80´s con las uvas, con las cerezas pasó que se reactivaron las compras que se había paralizado inicialmente. “En definitiva la temporada terminó y se vendió todo y no se perdieron cerezas, pero los precios fueron tremendamente afectados pues, para poder reactivar la demanda también, además de los influencers, hubo que bajar precios, hacer promociones y todas las cosas que sabemos cuándo hay falta de demanda. Esa es la parte que poco se cuenta en Chile, nadie dijo que esta temporada habían aumentado de manera inusitada los envíos de cerezas, representando casi un 43% más de lo que se enviaba desde Chile a China”, advierte el embajador.
Ese aumento de volumen también implicó cerezas de menor calibre, las que no son tan apetecidas en el mercado chino, el que comúnmente prefiere el tamaño Jumbo o superior. ¿Por qué pasó esto? Wünkhaus explica que “se dieron todas las condiciones para producir mucha fruta, y esto provoca que la calidad no es la misma que cuando los árboles producen menos fruta, es decir, la fruta tiende a ser mucho mejor, con más firmeza, con más azúcar y de un mayor calibre”.
Por su color y forma, la cereza en China es considerada un elemento de prosperidad y señal de aprecio, además de ser un producto caro. Antiguamente, para el Año Nuevo Chino se producía la mayor migración del mundo, 500 o 600 millones de chinos volvían a sus ciudades natales a ver a sus familias, y el llevar y regalar cerezas era para demostrar también que les estaba yendo bien, por lo que hoy en día la tradición de mantiene.
Con la crisis se abrió una ventana, una nueva oportunidad, tanto para los exportadores como para parte de la población china que antes no tenía acceso a esta cotizada fruta.
“Creo que cuando pasan estas cosas – de que hay un alto volumen – vas en busca de otro público que posiblemente antes, como era un producto caro, no podías llegar. Más que un fenómeno que nosotros hubiésemos ido a buscar fue un tema de los importadores y de los mayoristas, que fueron en busca de nuevos canales de comercialización, y los supermercados, los fruit shop, fueron al mercado a comprar barato”, reflexiona el socio de Cherry Group Export.
“La cereza llegó a segmentos de la población que probablemente nunca antes había consumido cereza importada y desde ese punto de vista la mirada es positiva. La “torta” del mercado se amplificó”, concluye Tagle.
Wünkhaus agrega que “también para un consumidor el ir a comprar una cereza o una fruta a un supermercado versus ir a comprarlo a la calle o a la feria, le puede dar una especie de falsa seguridad, ya que puede sentir que al comprar en el supermercado es más limpio, más higiénico. Al final cuando pasan este tipo de cosas – y con esto no quiero decir que me haya encantado lo que pasó- y al tener que bajar los precios, metes nuevos consumidores al sistema y para el otro año, esos clientes van a volver a consumir”.
Durante la temporada pasada, más del 50% del volumen se vio afectado al enfrentar condiciones inciertas de venta, y si bien no se perdieron las cargas, la gran mayoría se vendió a precios muy por debajo de lo esperado.
“No conozco a nadie, a ningún exportador colega de este negocio, que me haya dicho ‘oye yo tuve que botar fruta’, porque la fruta se vendió toda. No se vendió bien, sí, pero se vendió. Los retornos terminaron siendo FoB positivos. Pagaste el flete, pagaste los procesos, y sobró algo para los productores, no sobró mucho, pero pagaste muchos de los costos post cosecha”, opina Wünkhaus.
Sin lugar a dudas, este traspié de las cerezas chilenas quedará en la historia de quienes se dedican a la comercialización de este apetecido fruto. Mayor calidad, nuevas estrategias de promoción, más control, la búsqueda de nuevos mercados y una mayor consistencia son las lecciones que deja una temporada que ya todos quieren dejar en el olvido.
Con la crisis se abrió una ventana, una nueva oportunidad, tanto para los exportadores como para parte de la población china que antes no tenía acceso a esta cotizada fruta.
NUEVA TEMPORADA: LA UNIÓN HACE LA FUERZA
Para la temporada 2021/22, Cristián Tagle está optimista. Dice que con la calidad y consistencia el mercado va a responder ante un producto atractivo, fresco, y saludable. “Tenemos proyecciones de un crecimiento orgánico en torno al 10-15%, sin embargo, tomando en cuenta de que estamos en pleno invierno y quedan varias semanas para visibilizar las cargas de fruta, es muy prematuro anticipar si la proyección se va a cumplir o no”.
“Para los chinos es súper importante dar la cara, tuve reuniones por Zoom con 7 u 8 chinos todas las semanas tratando de arreglar el problema, pero recibí un llamado de uno de los clientes grandes y me dijo que quería seguir trabajando conmigo entonces me sentí reconfortado. El negocio no va a morir. En las buenas y en las malas uno tiene que dar la cara”, asegura Benavente de Exportadora Nova Terra.
En tanto René Wünkhaus tiene algunas preocupaciones. “Creo que hay que prepararse para una temporada difícil por los temas logísticos, por la mano de obra, de nuevo el tema del Covid-19 con una tercera o cuarta ola. Prepararse en los packings, como lo hicimos la temporada pasada, y pensar en diversificar los mercados de destino, aunque, para el volumen que Chile exporta, el único mercado que realmente puede tomar ese volumen en forma importante es China. Si mandas un poco más a Taiwán lo revientas, si manda más a Corea o Europa ocurre lo mismo”.
El embajador Schmidt concuerda con Wünkhaus en que hay que intentar buscar y abrirse a nuevos mercados. “No es sano que el 92% o 93% de la producción de cerezas de Chile venga a un mono mercado como es China. En un mercado tan grande como este, que puede resistir mucha fruta, al haber cualquier dificultad o problema evidentemente los que pagan las consecuencias son los productores y los exportadores. Con la baja de precios que tuvieron a lo mejor sería más sano empezar a mejorar o redistribuir en distintas partes”.
Además de buscar nuevos mercados, la siguiente temporada presenta más desafíos. Una de ellas es la escasez de mano de obra que ya se hizo notar en la temporada pasada asegura Wünkhaus. Y también la escasez hídrica, “este año no ha llovido nada así que es otro tema preocupante porque no vamos a tener agua”, sentencia.
Además, el embajador Schmidt pone el acento en otro virus al que hay que poner atención: El prunus necrotic virus (PNRSV) y el plum pox virus (PPV). “Tenemos una cantidad de packings y huertos de productores de cerezas suspendidos por la aduana China por haber encontrado un par de virus que tienen los árboles de cereza de Chile. Éstas son dos plagas cuarentenarias y la aduana ha sido muy categórica que, para poder levantar la suspensión de esos virus, había que tomar una cantidad de medidas que entiendo se han ido implementando en Chile, pero que la aduana al día de hoy -estamos hablando del 11 de agosto- no tiene ningún antecedente de qué es lo que ha hecho Chile para poder levantar esa suspensión y si no lo hacemos cuando empiecen a llegar los contenedores acá van a ser rechazados”.
Sin embargo, aún con todos los contratiempos y dificultades que se tuvieron que enfrentar en el último tiempo, la sensación general en cuanto a las relaciones con China son positivas.
“La relación entre Chile y China no puede estar mejor. Acabamos de cumplir en diciembre del año pasado 50 años de relaciones diplomáticas. El presidente Xi Jinping llamó al presidente Piñera para invitarlo a una importante cantidad de eventos en China, entre ellos el foro de Boao de Asia. Entonces, hay una cantidad de gestos políticos que nunca habíamos tenido como país y, por lo tanto, la relación es muy buena, siempre de colaboración y se nota en las exportaciones que estamos haciendo acá. Sin perjuicio de eso como país debemos tomar todas las medidas para asegurar a la población China productos de altísima calidad y libres de cualquier posibilidad de infección. Lo que sucedió a principio de año fue complejo, ya que es una población muy sensibilizada respecto a los temas del coronavirus”, explica el embajador Schmidt.
Chile tiene la ventaja de tener el 90% del mercado de exportación de cereza en el hemisferio sur, entonces el mayor competidor de Chile en el mercado es Chile. “Debemos estar muy unidos defendiendo los pilares que sustentan este negocio. Fortalecer, defender, construir y profundizar. Fortalecer la industria con calidad, consistencia y promoción. También debemos robustecer nuestras redes en los mercados de destino. Defender el principal activo estratégico de este país que es la fitosanidad. Somos reconocidos en el mundo por los altos estándares que tenemos en esta materia. Construir nuevos mercados donde la cereza aún llega en cantidades mínimas y existe potencial de mayor consumo. Por último, profundizar nuestra presencia o influencia en países actuales donde la envergadura del negocio ya es muy grande y se requiere una mirada o estructura distinta”, asegura Tagle.