Desde que comenzó la pandemia, se ha desarrollado a nivel global una situación que parece estar aún lejos de terminar.
Los hábitos de consumo de las personas se modificaron de forma importante, trasladando la asignación de sus ingresos del consumo por servicios (turismo, por ejemplo) a productos que requieren embalajes. Adicionalmente, el consumo en el hogar, que tuvo un crecimiento explosivo, requiere de unidades de envío más pequeñas, las que utilizan más embalajes por unidad de producto. Esto afecta no solo a cajas, sino también a bolsas, papeles, cartulinas, clamshells y todo tipo de embalajes que se utilice para cubrir “la última milla”.
Ha aumentado el delivery y hemos experimentado un verdadero auge del e-commerce, los que utilizan una mayor cantidad de empaques de cartón, provocando que muchas industrias hayan experimentado escasez del cartón corrugado para despachar sus productos.
Otro aspecto no menor ha sido el aumento de la liquidez en manos de consumidores. Bonos, retiros de fondos previsionales y otras políticas contra cíclicas de los gobiernos han servido no solo para reducir deudas o apoyar ante la emergencia, sino que también han aumentado el consumo.
En Chile la situación no es diferente. Desde que se inició la pandemia la demanda de cajas de cartón corrugado se ha incrementado notoriamente, poniendo en una situación compleja a empresas de diferentes rubros. En el país no somos autosuficientes con la producción del papel destinado a la elaboración de cajas para cartón corrugado, dependemos de complementar la producción propia con la importación, lo que equivale al 40%. Sin embargo, ese volumen de papel importado ha sido difícil de conseguir, no ha llegado en la cantidad ni en la oportunidad que nosotros querríamos.
Si bien Estados Unidos y Europa son nuestras principales fuentes de abastecimiento, dada la sobredemanda por la pandemia, han priorizado sus demandas internas, teniendo que enfrentar un importante recorte de material y llevándonos a buscar nuevos proveedores en otras geografías.
Sumado al incremento del consumo están los temas logísticos. A nivel mundial, el transporte marítimo aún no se ha regularizado, presentando muchas dificultades e incrementos de precios en las tarifas. Otros insumos que se usan en la fabricación de papel, como por ejemplo los productos químicos, también han incrementado su valor. Todos los efectos mencionados anteriormente han llevado a que el precio del papel aumente en forma relevante.
En CMPC hemos cumplido todos los compromisos con nuestros clientes. Lo hemos logrado abasteciéndonos de la máquina papelera que tenemos destinada a la fabricación de papel para cajas de papel corrugado e importaciones de diversos proveedores y lugares. Además, hemos hecho un gran esfuerzo en tratar de optimizar el uso de los papeles, mejorando la eficiencia de nuestras plantas apuntando a tener menores pérdidas y fabricar mayores volúmenes.
Ha habido un trabajo coordinado con los clientes para programar, con mayor antelación, las demandas y requerimientos que ellos van a enfrentar por cajas, para sortear lo mejor posible esta estrechez de producto.
Puede jugar un rol clave en este escenario de escasez las acciones tendientes a simplificar el abastecimiento, como, por ejemplo, reducir la cantidad de formatos o SKUs; simplificar productos complejos de fabricar; aumentar lotes productivos; o planificar las necesidades de toda la temporada. Toda acción de mayor eficiencia puede hacer la diferencia entre una mayor y más oportuna disponibilidad de embalajes.
Hoy se hace necesario adelantar las compras programadas para el verano 2022, con el fin de que la situación no sea crítica. A modo de ejemplo, ya se comenzó con la gestión del packaging de cerezas, que normalmente se exportan a fin de año. Lo más probable es que este año y parte del siguiente se mantenga una sobredemanda considerable de packaging, por lo que el desafío continuará para las empresas papeleras.