En la cadena de la fruta, el cuidado del suelo, la planta y el desarrollo del fruto es fundamental para lograr un producto de calidad. Sin embargo, es fundamental también entender que en el manejo de post cosecha las frutas continúan vivas aún después de cosechadas. Continúa respirando, madurando en algunos casos e iniciando procesos de senescencia, todo lo cual implica una serie de cambios estructurales, bioquímicos y de componentes que son específicos para cada fruta.
Asimismo, el producto cosechado está constantemente expuesto a la pérdida de agua debido a la transpiración y a otros fenómenos fisiológicos, por lo que mantener una buena calidad del aire en los espacios en donde se almacena resulta fundamental a la hora de mantener el frescor de ese fruto y así llegar con el mejor producto a los mercados de destino.
Esto adquiere especial relevancia en el caso de países exportadores como Chile y Perú que, debido al largo tránsito vía marítima que debe recorrer con sus cargas, requieren de soluciones avanzadas y eficaces como las que ofrece BION (Bioconservación S.A.), especialistas en el tratamiento de gases.
“Siempre se ha hablado de la cadena de frío dentro de la cadena de suministro, pero también está la cadena del aire que tiene que ver con la calidad del aire que está rodeando la fruta en todo momento. La idea es mantener la fruta protegida desde el inicio hasta el fin y esto pasa por tener un aire libre de esporas de hongos, libre de gases volátiles orgánicos, libre de polvo, libre de etileno, que son los elementos que afectan la calidad de la fruta”, comenta Gino Ansaldi, Global Post Harvest Market Manager.
Las soluciones de bioconservación actúan filtrando el aire para mantenerlo libre de aquellos compuestos que afectan la calidad de la fruta, transformándose en un complemento para las técnicas de post-cosecha
En particular en este período para la exportación de paltas, Bioconservación ofrece Ethyl Stopper, un sistema ideal para aplicar en el transporte de frutas climatéricas, porque controla el etileno y los gases compuestos orgánicos volátiles (COV’s). Y es que como explica Ansaldi “a pesar de que la atmósfera controlada disminuye la respiración de la fruta, el etileno está activo en todo momento y en toda concentración”.
En ese contexto la empresa ha desarrollado y difundido el concepto de “cadena del aire”, que involucra el control y preservación de la calidad del aire que envuelve a frutas, hortalizas y verduras en la fase de post-cosecha. “El etileno se puede medir, y en base a la cantidad de fruta, a la distancia y tiempo de tránsito, se puede calcular la cantidad de media filtrante necesaria para adsorber el etileno y gases volátiles orgánicos”.
«En BION eso lo validamos en laboratorio, porque una vez que termina el viaje cualquier cliente puede gestionar que revisemos el filtro. Lo enviamos al laboratorio y analizamos cuánta vida le queda o podemos decir qué gases adsorbió”, afirma Ansaldi.
De esta forma, la empresa asegura mantener la fruta protegida durante todas las etapas de la cadena de suministro, es decir, producción, envasado, transporte (terrestre, marítimo y aéreo), almacenamiento y distribución comercial, y para lograrlo cuenta con una amplia gama de productos que se ajustan a las necesidades de cada fase.
APORTANDO SOLUCIONES DESDE 1996
Bioconservación cumple 25 años en el mercado. Su origen está en Barcelona, España, donde mantiene instalaciones propias para la fabricación de sus productos, asegurando de esa forma un directo control sobre la calidad y los procesos. Además, cuenta con un área de investigación y desarrollo, además de un laboratorio de control, que permite ofrecer soluciones acordes a las necesidades de cada cliente.
Cabe destacar que sus instalaciones cumplen con la norma internacional ISO 9001:2015 sobre estandarización de procesos y productos. Además, operan con la certificación Ecocert que avala que sus productos son compatibles con la agricultura ecológica y orgánica.
En Chile están presentes desde 2016 y mantienen una bodega con permanente stock de productos. En el resto del mundo funcionan con una red de distribuidores autorizados y, en el caso de Perú, trabajan con la empresa Bioproteck.