“Hay que hacer los cambios buscando los acuerdos”
Juan Sutil, presidente de la Cámara de Comercio y la Producción de Chile (CPC)

“Hay que hacer los cambios buscando los acuerdos”


Por Marcela Venegas Hartung Fotografía: Marcelo Olivares Meléndez

La figura de Juan Sutil Servoin ha estado más presente que nunca en los medios de comunicación chilenos. El actual presidente de la CPC ha liderado las conversaciones entre los representantes del sector que buscan adecuarse ante el nuevo escenario político y social, el que ha estado marcado por las elecciones de los constituyentes que redactarán la nueva Carta Fundamental de Chile, y la pandemia del Covid-19 que el Gobierno busca enfrentar con la anhelada inmunidad de rebaño a partir del segundo semestre.

Como líder del sector Sutil está seguro de que los acuerdos serán la forma de enfrentar el futuro de Chile, confía en que primará la sensatez y la mirada inclusiva en los procesos hacia un desarrollo social que combine el impacto de la inversión privada con una buena administración del Estado.

En materia de agroexportación el empresario, que tiene una participación en más de 37 compañías agrícolas y ha sido el impulsor de la Carretera Hídrica – proyecto liderado por la Corporación Reguemos Chile y que involucra una inversión de más de US$30 mil millones, con la que se busca aumentar las superficies regadas en el país y así duplicar las exportaciones agroalimentarias, aumentando los puestos de trabajo en la agricultura – cree profundamente en la potencialidad de Chile para alimentar al mundo y en la oportunidad que tiene hoy el sector privado de demostrar lo importante que es para el desarrollo en beneficio de la sociedad.

Chile hoy vive un contexto político social un tanto incierto. ¿Qué lugar ocupan los acuerdos entre los diferentes actores?

Los acuerdos son fundamentales. Dentro de los convencionales elegidos, hay grupos de personas que no conocemos, no estaban en la esfera política, eran más bien territoriales y dirigentes de bases que responden a causas específicas, y no tienen el conocimiento global de las materias que se van a tratar, pero sí de causas puntuales (feminismo, ecología, la integración o los bienes sociales). Es ahí donde hay mucho que acordar y conversar. Yo creo que ellos van a tener que hacer honor al rol para el que han sido elegidos, más que situarse en bloques polarizados.

La constitución actual, pese a tener más de 70 reformas hechas democráticamente, fue cuestionada por su trayectoria histórica, se instaló que era ilegítima y que se tienen que construir nuevas reglas. La nueva constitución va a ser difícil hacerla en un año o en 9 meses prorrogables, creo que este proceso va a requerir de más tiempo, y es ahí donde se deben lograr estos acuerdos. No puede ser el todo o nada. Creo que hoy la sociedad es más nutrida, hay ejemplos de procesos muy nefastos, y fracasados como ocurre en Venezuela en donde se perdió la democracia, la integración social, se cayó en la hambruna y en donde también ocurrió una migración de más de 6 millones de personas; no podemos terminar sin libertades, postergación económica y pobreza.

Por qué estos ejemplos tan extremos…

Porque creo que hay gente valiosa, inteligente, que entiende que el proceso es hacia el desarrollo 4.0, en el que hay un cambio en los sistemas tecnológicos, en la forma de hacer el trabajo, que se transforme en un proceso más inclusivo que resuelva las demandas que la sociedad tiene que son salud, educación, vivienda y otras. La gente quiere hacerlo de forma gradual y en paz, siendo partícipe de sus procesos y el de sus familias, e involucrando aquellos derechos que están consagrados en la Convención Nacional de Derechos Humanos como el derecho a la propiedad, a la información, al medioambiente, entre otros. Entonces, para lograrlo, también es muy importante que los países se vayan dando cuenta de que – habiendo recursos limitados – no pueden desequilibrarse con actitudes torpes en materia de impuesto u otras. Creo que esa gente valiosa entiende que esto se logrará con el empuje de la propiedad privada, con el emprendimiento, la innovación, el desarrollo, y eso está en la individualidad y la movilidad de las personas, no está en la planificación del Estado.

 

“En países europeos y anglosajones… te das cuenta de que, siendo mucho más avanzados, inclusivos y desarrollados, tienen mucho avance social y son grandes gracias a la combinación del impacto de la inversión privada con una buena administración del Estado”

 

Muchos analistas hablan del nacimiento de una nueva forma de capitalismo. ¿Usted coincide con esta afirmación?

En lo personal, siempre he sido muy respetuoso de la forma de la evolución. Participé de Hortifrut que fue una compañía bien pionera con el sistema B. Pacific Nuts, Frutícola Olmué, Viña Sutil – todas nuestras-, Banagro que está a punto de certificarse, y todas las empresas del grupo están en eso, para nosotros la empresa es un ecosistema que va más allá de bienes y servicios, tiene que tener una preocupación por el medioambiente, por la comunidad, por los proveedores, los pequeños contratistas o pymes que nos atienden, tiene que estar preocupada por todos los stakeholders con los que uno tiene una relación. Creo que esta mirada es parte de la evolución del capitalismo, que entiende que hay ciertas materias tienen que ser compatibilizadas. Por ejemplo, si le preguntas a alguien más radical qué opina del hidrógeno verde dirá que es el futuro, pero cuando les dices que las inversiones asociadas son tan monstruosas y no las puede hace el Estado, ahí empiezan a entender que en realidad para lograr cambiar la matriz energética se necesitan concesiones, que necesitan del sector privado para poder funcionar, y probablemente van a entender que necesitan de los fruticultores, agroindustriales y los agricultores, porque la producción no se puede manejar a escala del Estado. En países europeos y anglosajones como Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos o Canadá, te das cuenta de que, siendo mucho más avanzados, inclusivos y desarrollados, tienen mucho avance social y son grandes gracias a la combinación del impacto de la inversión privada con una buena administración del Estado.

¿El Chile estamos cercanos a eso?

Se puede, porque tiene que haber respeto entre todos. Creo que eso se va a construir y confío en que va a ser así.

¿Y el sector al que representa está en la misma línea?

Es cierto que todavía puede haber personas que no piensan así, pero la gente que viene del trabajo no cae en eso, y somos la gran mayoría. El empresariado chileno tiene una mirada muy distinta y es cosa de observar a las grandes compañías y los programas internos dentro de ellas. Creo que sí se puede llegar a reconstruir estas nuevas reglas que, si las llevamos al péndulo más de izquierda, va a pasar lo que pasó en Ecuador que tampoco fue capaz de cumplir la promesa y al final está un empresario en el poder. Los países no pueden pasar por estos péndulos, los países tienen que encontrar este acuerdo previo. En una entrevista, Álvaro Fisher planteaba que veía pocos espacios. Si vamos a los impuestos, estamos casi en los topes mundiales; tenemos una democracia que la podemos perfeccionar, pero existe; si queremos tener estabilidad e institucionalidad, tenemos instituciones que debemos robustecer y hacer más transparentes, ahí está el espacio; si queremos aplicar una política agotada, podemos caer a una RDA que cayó precisamente porque la gente no solo se moría de hambre, sino que perdió su libertad… Entonces al final creo que primará la racionalidad y la inteligencia de las personas – aunque tenga su corazón en la izquierda –.

¿Se deben entonces robustecer las instituciones?

Si miramos a los países de la OCDE, el 30% del presupuesto de la nación se gasta a nivel territorial en los municipios. En Chile es cercano al 10%, entonces si la plata de Chile se gastara 70 -30, el alcalde de La Pintana también tendría plata para tapar los hoyos de las calles, las plazas y brindar una buena salud a sus ciudadanos. Entonces, lo que hay que hacer es achicar el gobierno central, la burocracia y hacer una transformación digital para hacer más accesible los servicios del Estado. Esa modificación mostrará que, con un buen gobierno local, con un perfeccionamiento del poder a partir de una buena fiscalización de la ciudadanía, se puede evitar que haya robos o mal gasto dentro de los servicios e instituciones públicas. Eso se evita con transparencia, tal como se nos pide a las empresas que todos los balances sean públicos y que el Servicio de Impuestos Internos nos fiscalice. No hay que esperar que llegue Contraloría para fiscalizar a un alcalde que no ha hecho las cosas de manera correcta, tiene que ser la ciudadanía también. Debe entenderse como algo sistémico trasparente y accesible.

Latinoamérica está cambiando ¿Qué lecciones debemos sacar de lo que está pasando en otros países?

Miremos a Argentina. Llevan 30 años hablando del pueblo y la ayuda, y ¿Qué es lo que han hecho? Destruir lentamente el país. Hoy tienes casi un 50% de pobreza extraoficial y 43% oficial, y la gente depende del Estado, no hay condiciones para salir de eso. Esto lo discutí con el presidente Fernández en su momento y le planteé que con libertad, libertad y libertad es la forma de sacar adelante a los países, apoyados con la institucionalidad. Si bien no le gustó mucho, al final yo veo que los espacios y la mirada nuestra debe ir hacia los países occidentales del futuro, o que ya están en el futuro, y no lo vemos en la región. El Perú hasta unos años estaban más ordenados, pero últimamente han tenido mucha inestabilidad política y está por verse qué ocurrirá con la llegada del presidente Castillo al poder.

CHILE Y LA AGROEXPORTACIÓN

Si bien Chile es un país productor importante a nivel mundial ¿Qué nos falta como país para poder lograr ser esa potencia agroalimentaria que tantos gobiernos han anunciado?

El creador de ese concepto fue Mario Montanari, director de Reguemos Chile, con quien somos muy cercanos. Se dio cuenta de los potenciales que tenía Chile y proyectó cifras hace 25 años atrás que me tocó darlas en el cierre de un Chile Alimentos de hace 4 años y le apuntó exactamente. Entonces cuando me dice que no hay que achicarse con el tema de la carretera hídrica, porque en 30 años más las nueces, las almendras, las frutillas, las frambuesas y mucha fruta más, que son alimentos funcionales y que produce Chile serán relevantes para los mercados, yo le creo.

 

Chile tiene de verdad una gran oportunidad. En el mundo somos 7.700 millones de habitantes, 3.600 millones son consumidores regulares, como tu o yo, y en el año 2050, según las cifras del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, el mundo va a estar sobre 10.500 millones. Pero la cifra más interesante es que se van a más que duplicar los consumidores, por lo que habrá sobre 8.000 millones de personas que van a poder tener acceso a todos estos alimentos de calidad. Entonces ¿Quién va a alimentar al mundo en contra estación, pensando que el 80% de la población mundial está al otro lado de la línea del Ecuador? Actualmente la gente prefiere los alimentos frescos por sobre los enlatados, además quiere tener una buena relación con el medio ambiente y los productos. En el hemisferio Sur, Argentina no puede porque es tropical y llueve en el verano, por lo que su mayor capacidad es producir alimentos enlatados; Chile, en cambio, tiene un gran potencial: Tiene 3 millones de hectáreas de las cuales hoy un millón son de riego. Si bien el 83% del agua se vierte al mar, Chile puede hacer uso de esa agua, a través de la carretera hídrica, ya que necesita el 5% de la correntía de invierno de los ríos, que no significa ningún impacto a nivel ambiental. Además, Chile tiene el mejor clima del mundo y dentro del cambio climático, los reportes dicen que es el país que menos impacto va a tener, porque tenemos la protección de la corriente de Humboldt que nos permite tener temperaturas estables y airear los valles; además de la protección sanitaria al tener el mar por el oeste y la cordillera de Los Andes al este, siendo una isla zoo y fitosanitarias, que nos permite, finalmente, producir productos de calidad.

En paltas y uvas producimos igual que EE.UU.; en nueces somos el tercer productor mundial; en ciruelas y cerezas somos el primer exportador del mundo; y tenemos una serie de atributos para seguir creciendo.

La industria agroalimentaria está entrando a la bolsa. ¿Cómo visualiza esta tendencia?

Creo que tiene que haber una responsabilidad muy importante de los nuevos líderes, ya que ellos son los encargados de mantener las condiciones y dar un terreno fértil para poder invertir. Si no están esas condiciones los fondos no van a entrar, porque están dispuestos a invertir en desarrollo de los países. En Chile muchos de esos fondos que invierten vienen de fondos de pensiones de países como Canadá, Australia y otros lados. Si entendemos que esa participación, ese aporte, es beneficioso para Chile, yo creo que es posible que siga siendo una tendencia que permanezca en el país.

Hay una escasez de a mano de obra en el mundo y Chile no es la excepción. ¿Cuál es su mirada en el agro?

Mis hijos fueron a Australia y cosechaban frutillas, naranjas, y ganando US$100 al día. En EE.UU. puedes ganar un poco más si trabajas duro, y son tan productivos que el costo por kilo incluso es más barato que en Chile. Lo que ocurre hoy en el país es que hay muchas personas que cosechan y pueden ganar US$100 diarios e incluso más en frutas como las ciruelas, cerezas, arándanos. En este sentido, en el mediano y largo plazo un gran captador de mano de obra es la agricultura, y la migración hacia la ciudad es el peor de los negocios, porque una persona que vive en el campo gana en promedio un poco más de $500.000, y en la ciudad una persona que trabaja en taxis u otro oficio gana lo mismo, pero con una peor calidad de vida, gastando un porcentaje importante de su renta en costos mayores de alimentación, traslado o vivienda.

De ahí la importancia de que exista inversión en las regiones y estabilidad, y así revertir esta fuga de jóvenes a las grandes ciudades. En países como Italia, Portugal, España, Francia las vacaciones universitarias se adecuan en función a las labores agrícolas más relevantes y pick, porque para muchas familias ese ingreso es relevante. Lo mismo debería pasar en Chile.

Ahora bien, en la actualidad la pandemia ha influido también en esta baja…

Lo que está pasando hoy es que hay personas que no tienen la posibilidad de ir a trabajar, especialmente las mujeres jóvenes, porque tienen que cuidar a los niños, no tienen protección social y además no hay corresponsabilidad porque muchas veces son madres solteras; también hay otro grupo de personas que tienen personas a cargo; y quizás hay otras que prefieren mantenerse en la informalidad porque temen perder los bonos de emergencia del Estado.

Como país deberíamos alcanzar pronto la inmunidad de rebaño. Nosotros pusimos parte de los recursos para hacer estudios de la vacuna Sinovac lo que va a ser clave. Esto debería cambiar hacia septiembre, que se acaba el Ingreso Familiar de Emergencia, y la gente que pueda va a salir a trabajar, y es el tiempo que viene todo el proceso de floración de raleo, la normalidad debería ir volviendo y así los restaurantes, servicios, turismo van a retomar su actividad, por lo que la economía debería activarse con mucha fuerza y espero que se entienda que el Estado de Chile no puede seguir apoyando de la forma que lo está haciendo, porque es una situación de emergencia que todos debemos ayudar a superar.

Ante un mundo tan competitivo ¿Chile está en deuda con su imagen país?

Donde veo que estamos más al debe es que somos poco prácticos en la difusión de la imagen país. Creo que Perú ha sido muy práctico en ese sentido. Por ejemplo, en todos sus restaurantes en el mundo están con su slogan. Si vas a Argentina, ellos venden su baile, su carne, el fútbol, se colocan en la entrada de las principales ferias mundiales con sus productos. En Chile somos muy tímidos. Nuestra imagen país no tenemos que mostrarla en nuestros aeropuertos, sino que en los de Estados Unidos, de Europa, de Asia. Debemos tener una mirada clara de lo que queremos mostrar y cómo. La imagen la hacen los países tanto internamente como externamente, debe haber coincidencias y trabajar en campañas que eduquen también a nuestra población.

 

“Tenemos la misión de demostrar lo importante que es el sector privado para el desarrollo, la importancia de lo que significa este motor en beneficio de la sociedad, entonces no nos podemos detener y debemos avanzar”

 

La vara está alta para el que le toque asumir el país… ¿y si le tocara a usted?

No tengo ninguna aspiración ni capacidad para que me toque, pero al que le corresponda creo que lo primero que habría que hacer es una reforma para que se redistribuya el poder territorial, y eso es a través del presupuesto nacional. Es decir, permitir que haya una mayor toma de decisiones a nivel regional y municipal, y no dependan de los favores de otros. Eso es desigualdad, temas como la salud o la seguridad no pueden estar sujetas a la buena voluntad.

Nuestro Estado tiene que modernizarse y estar verdaderamente al servicio de la ciudadanía. En vez de $65 mil millones que el Estado recauda y que gasta, se pueden eliminar quizás hasta 6 mil mal evaluados; y de las excepciones tributarias modificar aquellas que no son sostenibles, ahí podría haber hasta $4 mil millones más. También hay que conversar con todos los actores y decir “nos faltan $4 mil (millones) más, pongámonos de acuerdo para ver qué impuestos podemos mejorar, qué batalla dar contra la elución, evasión y la informalidad”, es decir, que sean acorde y no rompan la cadena competitiva del país. La reconstrucción no puede ser de la nada, tiene que ser mirada sistémicamente, sin desmerecer lo que tenemos para ir al 4.0 del mundo. El cambio trascendental está en poder generar un crecimiento interno que permita más equidad, precisamente en la pyme, y más oportunidades para todas las chilenas y chilenos.

Ante este clima de incertidumbre. ¿Cuál es el mensaje a los empresarios que están en el sector agrícola y exportador?

He vivido los diferentes cambios que ha tenido este país. Viví la Unidad Popular y como familia nos expropiaron la industria, los campos. Creo que tenemos que tener confianza y estar atentos. Confianza en seguir produciendo porque tenemos todas las condiciones para ser una potencia agroalimentaria, el mundo requiere de nuestros productos, tanto así que nuestra producción crece y la demanda sigue creciendo. En un momento se dijo no más paltas, nueces, arándanos, uva, y el mercado los requería igual. Hoy tenemos las condiciones tanto climáticas como profesionales para ser productores de excelencia, con buena genética, con buenos productores, buenos cosecheros, gente especializada en su trabajo, por lo que debe haber confianza. Además, tenemos la misión de demostrar lo importante que es el sector privado para el desarrollo, la importancia de lo que significa este motor en beneficio de la sociedad, entonces no nos podemos detener y debemos avanzar. Tenemos que tener empresas que produzcan y se desarrollen en mercados profundos, que se relacionen con el medio ambiente, con la cadena, con el comercio justo, con el consumidor final; tenemos que ir hacia ese mundo que te invita a ser mejor y en la medida que Chile vaya avanzando en aquello, vamos a poder a estar más cerca de la generación de valor completo.

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