El Covid-19 puso al mundo de cabeza. Nadie imaginó cómo en unos pocos meses todo cambiaría. Si bien no se sabe cómo terminará todo esto, algo es claro: Las frutas son una de las ganadoras de la situación, especialmente los arándanos. La pandemia hizo que la salud pasara al primer plano, siendo el arándano una de las frutas con mejor imagen de saludable y las numerosas campañas publicitarias sobre sus beneficios ahora están dando resultados.
El sector arandanero de Argentina está frente a una gran oportunidad, tanto en los mercados de exportación, así como en el local. La producción de arándanos en el país pasó del crecimiento explosivo a la retracción. Cuando se inició el cultivo estaba prácticamente solo en los mercados durante octubre y noviembre. Su industria se basó en iniciarse lo antes posible, implantó variedades tempranas, buscó regiones precoces y priorizó el envío aéreo. Pero el surgimiento de competidores muy fuertes en la misma ventana comercial obligó a cambiar la estrategia. Hubo un vuelco hacia una producción de calidad. El arándano argentino se destaca por su sabor especial, siendo buscado por compradores gourmet.
Pero para que la industria pueda ser competitiva a nivel mundial quedan muchos desafíos por resolver. En la campaña que acaba de iniciarse, la mitad de los arándanos se enviaron por barco. Otros años el porcentaje de envíos marítimos solo alcanzaba el 20-30%. Otro logro fue la apertura del mercado chino. Se está negociando actualmente una disminución de los aranceles.
Por otro lado, los productores están realizando un gran esfuerzo para recambiar las variedades hacia aquellas que puedan mantener su calidad en los envíos marítimos. Se están incorporando nuevas tecnologías como túneles, que reducirían los efectos de las inclemencias climáticas y permitirían asegurar una provisión constante de fruta de calidad a los mercados externos. La apuesta hoy está en ser un proveedor de calidad superior, consistente y confiable. Otro avance importante es en la producción orgánica. En el 2019 el 15% de lo exportado fue orgánico. En la actual campaña se apunta a duplicar este porcentaje. La pandemia incrementó el vuelco del consumidor hacia lo orgánico, al considerarlo más sano y natural.
Por otra parte, a diferencia de los otros productores australes, Argentina cuenta con la ventaja de tener un importante mercado interno. Si bien el consumo local aún es bajo, las diferentes campañas publicitarias realizadas por el Comité de Arándanos durante los últimos años lo han fomentado. Ahora la pandemia seguramente actuará como disparador para que esta tendencia se acentúe aún más. Los precios pagados son atractivos, por lo que el mercado interno se transformó en una alternativa a tener en cuenta.
Los últimos años no resultaron fáciles para el sector arandanero argentino. En la campaña que se está iniciando habrá que seguir insistiendo en los cambios para mantenerse competitivo. La pandemia ayudará, dado que aumentará las posibilidades de venta, tanto a nivel internacional, como local, pero no eliminará los problemas que se enfrenta el sector, como es la competencia de otros proveedores, los elevados costos y la necesidad del recambio varietal e innovación tecnológica.