Se nos fue Quino…y, junto con del duelo de los Mafaldas y Federicos de toda Latinoamérica, se nos hace presente más que nunca una mirada que logra unir ilustración y gastronomía. Su hilarante “La Buena Mesa” nos trasladó a un relato gráfico que retrata y revela códigos, taras y las debilidades de este ambiente. Otro ejemplo latinoamericano son los “sinsabores” que ocurren en el Pollo Farsante de Condorito.
Pero también hay relatos mucho más sofisticados, personales y que transforman la gastronomía en algo sublime desde una mirada absolutamente novedosa. Este es un viaje interdisciplinario, salpimentado y sazonado por ilustraciones y relatos para comer y beber con los ojos. Todos tenemos ganas de volver a la mesa, a los restaurantes y, en este caso, los invitamos a evocar esos ambientes de otra manera. Salivar está garantizado.
Historia de la cerveza ilustrada
Una bebida universal abordada desde su etimología hasta su triunfo en el paladar global. Este es el arco narrativo que recorre esta atractiva publicación. Los textos están a cargo de Jonathan Hennessey (un escritor con apellido de un reconocido coñac) y el maestro cervecero Mike Smith (quien aporta con datos técnicos nada de aburridos). Además, los ojos se deleitan con la impecable ilustración de Aaron McConnell. La historia se engarza con un relato que asume la forma de una novela gráfica, con escamoteos y guiños a la actualidad. Nuestra actualidad, donde la oferta de cervezas es la más abundante de la historia de la humanidad.
Nunca antes había disponible, al alcance de la mano – y del descorchador – tantas variedades, de tantos destinos distintos, tantos bebedores, tantos pequeños productores, tantos hectolitros embotellados. Ir a una tienda especializada en cervezas puede ser un universo abismante para el neófito o como le llaman los geeks del tema, los “lager boys” y este libro ilustrado deja sediento de conocimientos hasta a los bebedores de cerveza sin alcohol.
Los Ignorantes, un cómic sobre vinos
El dibujante y guionista Étiennne Davodeau y el viñatero Richard Leroy son los protagonistas de esta suerte de diario de vida dibujado en viñetas que recorre los oficios de la tinta y el pincel, entremezclado con el trabajo de un terruño y la producción de los vinos de Leroy de reputada fama.
Un viaje de casi un año donde se entrelazan títulos clásicos del cómic y procesos como la poda, el trabajo biodinámico de la viña, la cosecha, los festivales editoriales, las visitas de los “esbirros” de Robert Parker, las ferias de vinos y, en el capítulo 12, la publicación se detiene en el porqué el azufre es “el demonio” para los viñateros que se autodenominan naturales.
Es un viaje dual, iniciático y complementario. Los procesos se revelan de manera natural y nos habla de que el maridaje, entre ilustración y vinos, es algo completamente posible y hasta sublime.
Editado por La Cúpula. 274 páginas, incluye una lista de vinos y cómics degustados en esta travesía entrecruzada entre dos maestros que son a la vez dos perfectos ignorantes.
Comer solo, por opción
La colección Atisberri reúne lo más selecto del comic sin superhéroes y las mejores novelas gráficas alrededor del mundo.
Acaba de salir al mercado la versión en español de esta joya de los autores japoneses Jiro Taniguchi y Masayuki Kusumi quienes, con gran detalle en pluma y texto, van narrando el periplo de un hombre de negocios que come en distintos barrios de Tokio y, en su monólogo interior, va definiendo distintos platillos de la tradición nipona.
El Gourmet Solitario visita comedores elegantes y pequeñas tiendas de barrio. El recorrido es interesante, tiene algo didáctico, algo literario y los dibujos son inmejorables.
El libro permite bucear en las costumbres japonesas y constituye un paseo lleno de sugerencias de aromas y sabores.
Gustosa introspección en ese rito casi religioso que consiste en merendar sin compañía, honrando la significancia de los alimentos, interpretando ese imperio de los sentidos que es la experiencia gastronómica, como una revelación sensorial llena de sentido y mensajes que decodificar con el paladar.
Coctelería mágica
El mundo de la coctelería ha experimentado un indesmentible auge en el último tiempo. Los bartenders se volvieron hasta más populares que los chefs y eso es historia conocida para los autores de una serie como Bar Limelight, un seinen – anime para adultos – de Fumiharu Ikeda, que la editorial Ivrea comenzó a publicar en octubre de 2009.
Una mezcla de cocteles y ficción o una suerte de realismo mágico que cabalga a horcajadas entre el sopor, la ficción, la fantasía y el deseo.
Todo lo que promete la coctelería actual además del guiño visual y ese extra de seducción que aporta una bartender que sabe recomendar ese trago que uno necesita de vez en cuando.
Además de repasar las recetas clásicas de la coctelería, la narración tiene una veta fantástica, que refuerza ese universo de paraísos artificiales que ofrece una dosis precisa de alcohol en esa guarida onírica y teatral que algunos echan tanto de menos llamada bar.
Oishinbo y la verdadera comida japonesa
Manga culinario por antonomasia que triunfa desde 1983 en la cultura japonesa donde la cocina es una aspecto cultural que atraviesa la vida misma.
El argumento es una excusa para hacer un recorrido por las especialidades de la cocina nipona, su colisión con los usos y costumbres occidentales, y, además de ser una instancia recreativa, es un indispensable manual para conocer los secretos y dar una mirada local a una de las cocinas más reputada del orbe y que ha conquistado el mundo entero.
Los lectores más convencionales tendrán que acostumbrarse al modo del manga que esta primera edición en español mantiene -con la lectura de derecha a izquierda- y que está recientemente disponible en sus 7 tomos en español a través de la editorial Norma.
La experiencia de lectura impresiona y hasta abruma por lo bien documentado que está la historia y los elementos que trae literalmente a colación.
Si gusta de la cocina japonesa, se dará cuenta al poco andar por estas páginas, que ni aunque haya visitado la isla y se considere un conocedor o un gourmet global, hasta ahora no ha logrado captar el universo de sutilezas y detalles que incluso los japoneses desconocen que alberga su gastronomía.
Quizás después de adentrarse en esta inusual lectura se atreva a probar más anguila y menos queso crema.